Antecedentes:
Signo: Capricornio
Cualidades: Estereotipadamente guapo.
Datos extras: El primer idiota que me rompió el corazón.
Capricornio, Capricornio. Compatibilidad cero más cero. Humilde y frío como un iceberg. Supongo que eso fue lo que me atrapó, pero a ver, no me juzguen a esa edad no tenía desarrollada la visión, más bien el sentido común.
"Claro que gustas, como amiga"
Wtf?
Espera, hay algo que no estoy entendiendo.
¿Te gusto como amiga?
¿Qué edad tienes? ¿Cinco?
Para tener 11 años mi manera de sentir era súper intensa. Quería de una manera incondicional, pura y soñadora. A esa edad muchas personas están tratando de comprender hacia dónde van los sentimientos, de qué tratan, etc. A diferencia del resto, yo tenía bastante claro de que iba el amor o cierta parte de él.
A los 8 años conocí a Max. El chico que creí que sería el amor de mi vida, lo creí hasta las 11 años, estaba perdida, pero ahora que lo pienso: ¿Era real o un capricho?
Nos conocimos porque al mundo se le ocurrió sacudirse, literalmente, la tragedia trajo cosas negativas y positivas, pero prefiero destacar estas últimas. mi familia ganó integrantes nuevos, entre ellos, los padres de Max. Ambos jugábamos desde pequeños, junto con mi hermana y su mejor amigo actual. Nos divertíamos jugando a una especie de guerra, con pistolas y todo, saltando en colchones y jugando a las escondidas. Las cosas fueron lindas hasta que se arruinaron. Una edad complicada y hormonal se acercó.
Recuerdo exactamente cuando dejó de ser mi vecino y se transformó en el chico que me revolvía el estómago, me producía ganas de vomitar, eran las ridículas "mariposas". Con mis amigas de la misma edad compartimos vivencias. Ellas hablaban como bobas de sus compañeros de clase, que seguro que si los ven ahora son un moco. Por mi parte guardé silencio. Tenía claro el panorama, pero sabía lo que pasaría si soltaba esa confesión y la vergüenza era demasiado poderosa en mi ser.
— ¿Zoe a ti te gusta alguien?—preguntó la rubia.
La miré consternada unos segundos, sin embargo, opté por cambiar mi expresión como si la pregunta me hubiese parecido absurda.
Solté una risa falsa.
— No—negué.
La rubia y la morena se miraron entre ellas incrédulas.
— ¿No? ¿Estás segura?
— Claro—asentí.
— ¿Tu vecino no te parece lindo?
¡Carajo!
Responder que alguien me parece lindo, no es confesar que me gusta, quizás no tiene nada de malo admitir que sus cualidades me parecen atractivas, ¿no?
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Los Corazones Rotos De Zoe ©
RomanceZoe tiene una larga lista de decepciones amorosas por contar, y pretende reflexionar sobre ellas durante la tarea que le encomendó su psicóloga: Escribir para dejar ir. Recordar será como desenterrar el pasado y abrir heridas viejas, pero ayudará a...