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Los rayos de luz se colaban por las cortinas de la ventana. A pesar de ser un día soleado, el frío por la mañana era algo difícil de soportar.

Jimin se levantó con pereza quitando las sábanas que cubrían su cuerpo. Se frotó los ojos mientras bostezaba y trataba de estirar sus huesos.

Tomó una ducha, se vistió y una vez estuvo listo salió de la habitación, mirando el desorden antes de salir. Suspiró, pues su nana era una beta muy agradable que siempre le pedía no tender su cama ya que a ella le gustaba hacerlo.

Notó en la mesa el desayuno ya listo y agradeció mentalmente pues tenía mucha hambre. Por primera vez en todo el mes tendría día libre, por desgracia lo usaría para ir al doctor.

—Jiminnie, tu esposo me pidió te dijera que apenas tengas los resultados le hables, y también dijo que por favor trates de no estar bajo estrés o sobrepienses las cosas. —Jimin asintió escuchando las palabras de su nana. —Llegará tarde...

—Gracias, nana, lo tendré en cuenta... Debo irme.

—Cariño, si los resultados... No son lo que esperas, te pido no te desanimes, ¿Si?

Jimin fingió una sonrisa y después de tomar sus cosas salió de la mansión. Había dicho con claridad que quería algo sencillo, pero Namjoon tenía la idea de que sus familias habían trabajado duro como para tener un gramo de humildad.

—Alfa tonto, si supieras que esta mansión es demasiado para una pareja y poco personal.

Decidió que esta vez manejaría por su cuenta, necesitaba buscar despejar su mente si los resultados salían negativos.

Estaba cansado, cansado de intentar. Por el amor a Dios, tenía 28 años, 6 años de casado con Namjoon y durante esos años no había podido tener un bebé. Siempre que lo intentaba fallaba.

Esta era la décima vez que iba al doctor, de tenía que contener al observar la tristeza de su alfa y luego volver a intentarlo.

Sus pensamientos volaron tanto que no se dió cuenta del momento en que llegó al estacionamiento del hospital privado.

Se estacionó y tomando su bolso salió del auto. El camino hasta la oficina del doctor fue tan corto que se sintió pesado al imaginar la absurda respuesta que le darían.

—Park. Adelante, tu esposo me dijo que vendrías hoy.

—Eh, sí... —El doctor suspiró observabdo el papel en sus manos. —¿Qué hay de los resultados?

—Te tengo que ser honesto, Jimin, ha salido negativo.

Jimin no se sorprendió, esperaba esa respuesta. Pero no quitaba que doliera.

—Entiendo...

—Escucha, yo sé que puede parecer tonto, y esperanzador pero tengo un... Amigo, él es experto en ayudar a los omegas como tú.

—Doctor Jung, ¿No es un poco temprano para ilusionar? —Bufó enojado el omega.

—No te enojes, él es un colega mío, estoy seguro que puede ayudarte, es uno de los mejores en lo que hace, por eso me he tomado el atrevimiento de llamarlo.

Jimin se encogió de hombros. ¿Qué podía salir mal? Igual, no estaba mal intentarlo.

—No pierdo nada intentando, ¿cierto? —Jung asintió. —Bien, entonces, ¿Qué debo hacer?

—Mi colega debe llegar en unos minutos, pero necesito que tanto tú como Namjoon estén presentes para mostrar ambos expedientes médicos, luego él podrá hacer su trabajo.

—Entonces debo ir por Namjoon, supongo...

—Sí, puedes platicarle, yo le he comentado y no se negó, dijo que podía hacer tomarse un descanso.

—Entonces iré por él.

—Te esperaré aquí.

Jimin se levantó para posteriormente irse. Hoseok rió. Era un omega peculiar, de eso no había duda. A pesar de mostrarse frío e indiferente, sabía cuánto le afectaba que los resultados salieran negativos.

Jimin maldijo en su interior. No podía mostrar emociones. Podía sentir a su lobo pacíficamente dormido, ni siquiera se inmutaba ante los sentimientos que él sentía. Era como si un muro gigante los separara.

Bajó la rampa que lo dirigía hasta el estacionamiento y quiso chillar al ver la enorme motocicleta estacionarse justo por detrás de su auto. ¿Qué a caso era ciego o por qué no veía que obstruía su paso? Joder, habiendo tantos espacios para que metiera su vehículo monstruoso.

—¿Es ciego?

—¿Disculpa?

—Le pregunté si era ciego.

—Si fuera ciego no podría visualizar tu belleza.

Jimin quiso quitarle el casco que portaba para golpearlo hasta dejarlo inconsciente.

—Quite su asquerosa motocicleta de aquí, me obstruye el paso.

El chico quitó el casco de su cabeza, dejando ver su cabello negro y su piel nívea, era malditamente apuesto y tenía una sonrisa burlona en el rostro. Jimin parpadeó ante aquello.

—Cariño, tú estás en el lugar equivocado, él que debería quitarse eres tú.

—¿De qué rayos habla?

Él hombre bajó de la motocicleta apuntando hacia el letrero.
—Es un espacio especial para los trabajadores de este hospital.

—Mierda.

—Exacto. Ahora, dulzura, pide las cosas como se deben.

Jimin rodó los ojos mientras se cruzaba de brazos. ¿Qué se creía ese hombre insolente? Sin embargo, tenía que hacer que se quitara, estaba perdiendo tiempo. Con todo el dolor de su alma bajó su orgullo.

—Por favor, ¿podría mover su motocicleta?

—No tenías que pedírmelo, hermosura.

Jimin no pudo responder porque el susodicho colocó su casco de vuelta y manejó la motocicleta para dejarle el espacio libre.

El omega ni siquiera lo pensó dos veces cuando corrió a su auto y se marchó. Mirando por el espejo que el motociclista coqueto le miraba con aquella sonrisa de burla guiñándole el ojo cuando sus miradas conectaron.

Mientras manejaba notó con temor que su lobo estaba soltando feromonas. ¿Qué carajo? Tal vez era su imaginación, tal vez su lobo no estaba despierto y mucho menos estaba intentando atraer a un alfa.

Supo que no era un sueño en cuanto Namjoon se subió al auto y extrañado preguntó.
—Jimin, ¿Se adelantó tu celo?

Y Jimin quiso que la tierra lo tragase, porque no entendía la actitud de su jodido lobo. Él solo quería que su matrimonio funcionará justo antes de que se dieran cuenta que era imposible concebir un bebé.

It Takes Two |Yoonmin|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora