Capítulo 2: El chico que me gusta

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(Tn)

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1 de febrero de 2019

Camino junto a Ace por los amplios pasillos atestados de estudiantes que van y vienen solos, en pareja o en grupos. En una esquina tenemos a los emo que lucen tan solitarios y fúnebres como siempre; en el otro extremo se ubican los punk con sus cabellos de colores estrafalarios y su exceso de gel para el mohicano, sin olvidar sus patinetas y todas esas cadenas de metal tirando de las presillas frontales y los bolsillos traseros de sus pantalones.

A cierta distancia se encuentran los hippie que parecen darme esa mirada cargada de buena vibra como si me dijeran: «sonríe hermana, que la vida es bella».

Me imagino haciendo la señal de la paz en respuesta.

Después siguen los niños bien; los consentidos de papá y mamá, esos que visten como si venir a la escuela fuese cosa de un desfile de alta moda en París. Son exageradamente apuestos, pero se creen inalcanzables. Solo se juntan con «los de su clase»: aquellos que son merecedores de verlos a los ojos.

Ahora siguen los chicos del equipo de lucha que parecen gastar bromas con los del equipo de football. Ver tanto músculo me causa depresión. Ellos pasan horas y horas entrenando tanto en el emparrillado, como en el gimnasio para poder tener esos cuerpos de infarto, yo en cambio, formo parte de ese grupo de personas que hacen demasiado esfuerzo cuando estiran la mano para coger el remoto.

Uno de esos especímenes que son puro músculo voltea hacia mí. Se trata de Darien McMillan, el segundo chico más popular y deseado de toda la escuela. Es un mujeriego de lo peor, uno que aunque tenga a todas las chicas que se le de la gana, no deja de insistirme para que salga con él.

Darien es muy guapo en realidad, es como el muñeco Ken pero en versión «no temo romperme una uña».

No tengo idea de qué ha visto en mí. Digo, no soy fea pero tampoco una belleza como esas de las que suele acompañarse.

Creo que bajo otras circunstancias, tal vez —con letras mayusculas—, TAL VEZ, podría salir con él, pero..., pasa que no puedo confiar en alguien que solía ser un bravucón en la primaria y que empujó a una niña como si no supiera que eso no se debe hacer.

Bueno, éramos niños, lo sé bien; no obstante, desde que me hizo caer de trasero al piso... Ah, ¿ya qué?

No importa lo blanca, encantadora, varonil, e impresionante que es su hermosa sonrisa. Esos ojos azules no me inspiran confianza. No sé porqué. Siento que oculta algo. Siempre soy amable con él pero trato de guardar la distancia.

He de continuar con el escáner visual del día: a varios metros, casi al fondo, es donde se agrupan los metaleros, esos que no conocen más color que el negro, en realidad me agrada. Creo que tenemos eso en común. Mi armario está lleno de tonos negros para el verano, para el otoño, invierno y primavera..., negros claros, negros oscuros y negros negros. ¡Que viva el color negro!

TOCANDO LAS PUERTAS DEL CIELO ━━ [En curso] 《30》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora