"Primer beso"

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Notita: Durante el fanfic se presenta una mínima atracción entre Kalluto y Kurapika, pero, sólo es circunstancial. Espero no causar inconvenientes. (Omitiré las interacciones obscenas entre ellos, así que no se preocupen XD) Kalluto sólo existió para recordarle a Kuroro que si no se pone listo, alguien más ordeñará su ganado. 


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—Buenos días.

Postrado en el sofá donde lo vio anoche por última vez, estaba Kalluto. Si bien no lo sabía, el niño había pasado toda la noche en vela sentado en el asiento, aun así, no estaba nada fatigado y no mostraba indicios de tener sueño. Los ojos del pelinegro recorrieron de arriba abajo la delgada figura de su compañero.

—¿De dónde sacaste eso?

Kurapika se encogió de hombros avergonzado —estaba en el cuarto de baño. Sabes, no soportaba usar la misma ropa sucia.

—No está mal — dijo y el estómago de Kalluto gruñó, porque a pesar de que era un asesino de élite perfectamente entrenado para soportar altas dosis de envenenamiento, días continuos de vigilia, e incluso si poseía un agudo umbral al dolor, todavía estaba en desarrollo y su estómago se lo recordó.

—Yo también tengo hambre. Afortunadamente, la bebé ya comió — Kurapika dijo colocando a la bebé cuidadosamente en el suelo junto a una silla, en donde la pequeña se apoyó sosteniéndose sobre sus dos piernas durante unos segundos antes de caer.

—¿No es muy pequeña para que haga eso?

—Siendo sincero, es lo mismo que pensé. Pero mira, por sí misma comenzó a gatear y hace un momento cuando salí de la ducha, intentó levantarse junto a la cama.

Kalluto se acercó a la bebé prestándole mucha atención. Parpadeó un par de veces y de pronto su estómago volvió a chillar — debe haber restos de comida en la cocina — avisó dirigiéndose hacia el cuarto de la estufa.

— Todavía quedan algunas latas de atún — dijo el rubio y Kalluto respondió con indiferencia cuando el kurta examinó la cocina. En efecto, había atún y ramen instantáneo, decidiéndose por la mejor opción, se inclinó por lo segundo.

—¿Crees que alguien venga hoy?

—¿Kuroro? — contestó el menor.

—Si, bueno... lo pregunté por él o por alguien de su equipo.

—No estoy seguro, tampoco me ha llamado, es imposible saber qué hace o dónde está. También lo digo por todos los demás.

—¿Él siempre es así? — el rubio quiso saber, se avergonzó, pero a la vez sentía curiosidad.

Kalluto apartó su ramen -lo conozco muy poco, pero, lo recuerdo así desde el inicio.

La bebé paseaba por el piso del comedor, esto le dio a Kurapika un respiro —me gustaría tener más referencias o antecedentes sobre mi vida, sospecho que todos nosotros ya nos hemos visto con anterioridad.

Kalluto está enfriando su comida y de reojo presta atención —te repito que no lo sé. Y aunque lo supiera, tengo prohibido hablar.

Kurapika se mostró sorprendido, todo indicaba que Kalluto tampoco los conocía demasiado, archivó el dato mentalmente.

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El Zoldyck avistaba de vez en cuando a su teléfono en espera de una llamada.

Iris escarlatasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora