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Nayeon estaba en el hospital.

Estaba sentada en una camilla, tenía un respirador tapando su boca y nariz; también tenía suero inyectado en su manita izquierda.

Estaba estable por el momento.

Su crisis de pánico le había provocado dificultades para respirar y habían pasado toda la noche intentado estabilizar su estado.

La madre de Nayeon estaba en la puerta viendo como Jihyo intentaba entretener y distraer a la pequeña para que no pensara más en el suceso que sólo corroboró lo peor que le había sucedido.

El padre de Nayeon estaba afuera, en la sala de espera, porque la mujer le había prohibido el paso. Parecía preocupado y se veía como un delincuente que sabe que cometió un delito, parecía sudar irío.

La enfermera le dijo a Nayeon que podía irse a casa al medio día.

Jihyo fué la encargada de llevarla mientras su madre se encargaba del
asunto con su padre.

—¿Estás mejor, Bunny?.

—Sipi me siento mucho mejor, pero no quiero recordar lo que pasó, ¿Bueno?.

—Ok, mejor hablemos de tu cumpleaños, es en dos días.

Nayeon pareció emocionada por un momento, pero después miró a Jihyo con duda.

—Pero, no quiero hacer fiesta. Nop, nop.

—No tienes que hacerla, puedes ir a algun lugar conmigo si quieres.

—¿¡En serio!?.

Nayeon y Jihyo decidieron ir al cine y a comer helado el día de su cumpleaños. Pero la más baja no se preocupaba realmente del lugar, sólo le importaba estar con Jihyo.

La mayor no le había dicho que tendrían que irse por una semana, pero prefería mantenerlo en secreto por el momento.

La mayor no le había dicho que tendrían que irse por una semana, pero prefería mantenerlo en secreto por el momento

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pasitos de pingüino | NahyoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora