Valían nunca conoció a sus padres , su tía astelle la crío desde bebé , valían conoce por casualidad a un hombre en el bar de un pequeño pueblo , después de años ellos dos se volvieron a encontrar aunque valían si recuerda a karyun , el no la puede...
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—¿Qué?—Las palabras se volvieron nulas, era notable saber que todos guardan secretos, pero esto, era impensable.
—¡Fue hace diez años, claro fue una casualidad, tal vez no lo recuerdes, pero eras solo una niña de ocho años! Intentó recordar, pero no pudo ¿Dónde estaba hace diez años? Recordando mejor cuando cumplió los ocho, su tía la llevo a un lugar desconocido, el cual no pudo recordar.
—¿Por qué me lo ocultaste?—Pregunto confusa, quería confiar en ella, pero ¿Cómo?
—¡Te reconocí desde la primera vez que entraste por las puertas de mi oficina!-Tuvo sus dudas, pero después de conocerla mejor termine por convencerme.
—¡No soy ciega, estás pasando por un momento difícil! ¿Que hubiera pasado si una extraña te hubiera hablado sobre tu difunta tía?—¡Hubieras escapado sin dejar rastros!
—Cuando la conocí yo estaba pasando por un momento complicado. Mi madre murió y todo mi alrededor estaba destruido. Si no hubiera sido por Astelle, ¿Quién sabe cómo estaría hoy? Mantuvimos, él contactó durante mucho tiempo. Un día solo, deje de recibir sus cartas, no fue hasta después de un mes que recibí su última carta. Su contenido era escaso, solo una dirección y una nota pidiendo quemar todas sus cartas.
—La dirección me llevo hasta las afueras de un pueblo llamado Roshwelee, nadie reclamo su cuerpo, conozco al dueño de esas tierras con su ayuda, pude darle sagrada sepultura en la cripta de Roshwelee. ¿Sé que tienes preguntas? ¿Por qué no lleve el cuerpo a sus familiares? Fue su decisión.
—¡Lamento haberte ocultado todo esto!
Ahora muchas cosas tienen sentido. El cuerpo de Astelle, fue hallada muerto, pero misteriosamente alguien reclamo e identifico el cuerpo, dándole sagrada sepultura en un lugar privilegiado cómo la cripta de Roshwelee.
No supo cómo reaccionar ante tanta información, camino hacia su cama y recostó su cuerpo cansado. Cubrió su rostro con sus manos tratando de calmarse. —¡Me alegra!-Ante esas palabras hubo un silencio.-¡Gracias, siempre me pregunté quién era el ángel que ayudo a mi tía y ahora resulta que eres tú!-¿No estás molesta?—Pregunto extrañada.
—¡Claro que no! Mi tía siempre tuvo sus secretos. ¡Ya nada me sorprende! Más que todo me alegra que hayas estado con ella. Yo no hubiera podido soportarlo.
No era su intención ponerla triste, pero afirmó que el contenido más notable en sus cartas siempre fueron sobre ella.
—¡Tú eras su vida, te amaba tanto que tenía miedo de perderte!—¿Sabes el contenido de una de sus últimas cartas?
Valían respiro, no sabía que tanto podría afectar su salud mental, saber el contenido de esas cartas, pero tenía curiosidad, por lo tanto, escucho cada palabra mientras sus ojos se empañaron.
«¡Nunca me he arrepentido de nada a través de las dificultades, siempre estuve colmada de amor! No es mi hija, pero, ¡Dios! Amo a esa niña, más de lo que ame, mi propia vida. Cada vez que veo su sonrisa no puedo evitar sonreír con ella, haría todo para proteger esa sonrisa. Temo que alguien intenté opacar el brillo de sus ojos. Nació en un mundo podrido, pero espero que algún día salga el sol para iluminar su vida al igual que ella hizo conmigo. Temo que se culpe por todo lo sucedido. Suelo despertar todos los días sin ánimo, no quiero escapar, quiero sentarme y ver el amanecer que se asoma desde las colinas con una taza de té en mis manos, ese sabor de té que tanto nos gusta. Recoger las cosechas de fin de año y salir al pueblo. Ver crecer a sus hijos y morir algún día colmada de tanta felicidad. Pero, no importa cuánto lo deseé, la noche atrae la oscuridad sobre nosotras, cada noche me aseguro que esté dormida, sus mañas de dejar sus pies fuera de las sábanas me colman de risa. Salgo de la casa cuando el sol aún no se asoma por detrás de las montañas, veo desde lo lejos esa pequeña casa a la cual llamamos hogar y deseo poder disfrutar al máximo cada momento, temo regresar a mi hogar y no ver esa felicidad que tanto amo. Eh estado distante con ella, me duele más ignorar sus sentimientos que pensar en mi inminente muerte, no sé que se siente morir, pero tengo miedo, miedo de ser olvidada. Mi último aliento dejará mi cuerpo, solo espero que mi alma encuentre el camino a su tan proclamado hogar. Quisiera decirle que cada vez que vea salir el sol desde las colinas me recuerde. Adoro escuchar sus historias sobre el cielo estrellado, aún puedo recordar el color de esas noches, eran de un azul intenso, el rocío de la noche perfumaba el olor del pasto mojado, el sonido de las risas y los pasos que sonaban mientras corría por el pasto. Deseo poder decirle que fue mi vida, que nunca me arrepentí de criarla ¿Quién dijo que no somos familia? Nuestra sangre es del mismo color. Escape durante tanto tiempo que me perdí de vivir. Pero, ahora entiendo que mi vida empezó el día que la conocí, ¡Oh! Pobre madre. No tuvo la oportunidad de verla crecer ni de escuchar sus cuentos, mucho menos sus sonrisas. Lloro solo de pensar que con mi muerte desaparece el hombro que suele usar cuando está triste. Cuando la tuve en mis brazos solo era una bebé, sus manos eran tan pequeñas y su cuerpo tan frío, creí que alguien tan frágil no sobreviviría a este mundo. Pero al ver su rostro me di cuenta de que viviría por ella. Era una bebé tan valiente, a pesar del frío no lloro ni una sola vez. La abracé. Por qué un débil siempre necesita alguien fuerte. Hizo fuerte a mi alma débil. La veo denegar de su vida considerando que lo mejor, era morir esa fría noche de invierno. Me enojo, por qué si no la hubiera encontrado esa noche hoy no estaría con vida. Esa noche estaba oscura, no había una luna que alejara la oscuridad y era ella el objeto más brillante que vieron mis ojos, si supiera todo lo que mi corazón guarda, se caería al suelo en lágrimas, ¡Por qué ninguna madre ha amado tanto a sus hijos como yo la he amado!»…
