PARTE 10

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El silencio fue más que suficiente para contestar sus preguntas

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El silencio fue más que suficiente para contestar sus preguntas. Las manos de Chrisma, la retenían obligándola a no dejar la mesa en la que se encontraba acostada. Su furia se incrementó al ver a kyo, retirar el cuerpo de su bebe.

—¡Suéltame chrisma! ¡Es mentira! ¡Él está mintiendo! ¡Todo es mentira!

La silenciosa casa se llenó de angustia y gritos llenos de lágrimas.—¡Basta, no hagas esto…! Por favor… Ya no está… Ella se fue… Por favor… ¡No sigas!

Sus palabras estaban llenas de dolor, sin embargo, no fueron comprendidas. De un solo jalón fue empujada hacia un lado. Las palabras angustiadas del sanador alertaron a Rion y compañía. La herida había Sido sanada, pero, dado las condiciones graves en las que estaba, al mayor esfuerzo se volvería a abrir, arriesgando su vida nuevamente.

Intentaron retenerla, pero, fue un esfuerzo inútil. Kyo, no tuvo más que soltar el difunto cuerpo de la bebé y dirigirse hacia ella, para intentar calmarla.

¿Cómo el mundo podría estar tan lleno de maldad? La criatura, en sus brazos, era tan delicada e inocente. Ignorar los llantos y gritos de su madre que resonaban en sus oídos, causando tristeza y lástima. Un mundo lleno de maldad y crueldad, le daban la despedida a otro ser inocente.

El ser inocente, parecía profundamente dormida. Ver su angelical rostro, lo hicieron dudar. ¿No es imposible? ¿No puede estar muerta? La anestesia emocional que le impidió perder la cabeza antes, parecía alejarse. Pero, la situación freno, cualquier deseo de lamentarse y llorar, no había momento para dudar.

El caos y el sentimiento de haber fracasado en proteger una vida inocente se reflejaba en el rostro de todos. Sulmer, no pudo siguiera pasar de la puerta principal, ver el sufrimiento de la madre que acabo de perder a su hija, era devastador. Camill, solo lloraba sin cesar, mientras, Rion y Chrisma, trataban de tranquilizar a Valían.

La calidez del cuerpo humano, la abrazo dejándola sin palabras, el gentil abrazo de Kyo, resonó en su alma fracturada, las manos, que la sostenían fuertemente, por fin la dejaron libre.

—¡Ky-kyo!—Respondió con una voz destrozada y lágrimas a punto de desbordarse de sus ojos.

—¡Vasta! Por favor… Hugh… Se ha ido… Ya no está, Valían… hugh… No solo tú… Todos estamos sufriendo su perdida… Por favor… Por favor… No… Nos obligués a perderte también a ti… por favor… No más muertes… ¡No más despedidas…!

Una voz fragmentada, intentaba hablarle entre lágrimas rebosantes. Dieciséis años de conocer a las personas que la rodeaban, no fueron suficientes para descifrar el dolor en sus rostros. Todo era un caos, pero todos lloraban como si todo estuviera destrozado.

Hoy despidieron dos vidas de la peor manera posible, no era un día de luto solo para ella, sino para todos.

Hace un momento, gritaba deseando despertar del mal sueño, su silencio le permitió escuchar los lamentos de sus allegados, sus lamentos no eran menores a los suyos. Su estabilidad emocional, por fin, dio un punto quiebre, sus rodillas se debilitaron, cayendo al suelo junto con el cálido abrazo que la sostenía.

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