PARTE 18

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Markus, estaba realmente enojado

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Markus, estaba realmente enojado. Pues Karyun, suele meterse en problemas debido a su imprudencia.—¡Eres el emperador, deberías comportarte como tal!

Mientras Markus, protestaba por regresar rápidamente a la mansión, Karyun, estaba resignado a no regresar sin antes haber recorrido la ciudad. Aun cuando esté prometió no llame la atención, el solo verlo era suficiente. Cabello largo y plateado con ojos rojos.

—¡Llamas la atención aun si no quisieras! Respondió Markus, agobiado. Este sonrió con sarcasmo y dijo—¿Estás elogiando mi belleza?

Siendo su amigo más cercano, se acostumbró a soportar su arrogancia. Pero en ocasiones como estas le era imposible. ¡Dónde está la persona capaz de ponerte en tu lugar! ¡A ese pobre hombre le daría un título!

—¡Empieza a preparar ese título! Lo creas o no, alguien me ha llamado idiota.—Respondió entre risas.

Markus, se asombró ¿Qué pobre alma se atrevió a llamarlo idiota?. ¡Quisiera conocerlo! Nos llevaríamos bien. Expreso con sarcasmo.

Se dice que la ciudad del agua por las noches es como un festival. Calles alumbradas y llenas de música. Por dónde vallas siempre hay espectáculos y tiendas de comida. Después de casi rogarle a Seika. Esta por fin les dio la autorización de recorrer la ciudad. Con la única regla impuesta llamada. ¡Nada de hombres!

Recorrieron con asombro el maravilloso paraje. Los canales de agua reflejaban las linternas que alumbraban hermosamente la ciudad. Cansadas decidieron buscar un local de comida recomendado por Mery. La comida deliciosa derretía sus paladares. Apresuradas por terminar sus comidas, se disponían a ir a las atracciones.

—¡Vamos, come rápido!—Expreso Saya cansada de esperar a Hana, quién comía lentamente.—¡Cómo lo más rápido que puedo! Respondió Hana. Justo al lado de ellas. Había un gran estanque lleno de peces dorados. Los niños alegres pescaban los peces. Siendo niños les ilusionaba por atrapar los peces. Valían observaba el paraje fascinada.—¿Quieres intentarlo? Pregunto Mery.

—¡eh! ¿Quién yo? Pregunto señalándose.

Del otro lado de la calle. Había un estanque aún más grande, diseñado para que adultos pudieran pescar sus propios peces. Muy emocionada, sus ojos se iluminaron. Aprender a pescar siempre fue un sueño para ella.

—Esperemos a Hana y Saya. Luego iremos. Respondió Mery, emocionada.

Inesperadamente, el grito de Hana, las alertó. Corrieron asustadas pensando lo peor. Sin embargo, lo que vieron sobrepasó cualquier pensamiento que pudieron llegar a tener. Hana, gritaba desesperadamente mientras saya no paraba de bufarse de ella. Un pequeño perro lamía su brazo mientras movía su cola. ¡Odio los perros! ¡Quítamelo de encima!

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