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Amelia comenzó su nuevo día con tranquilidad, se arreglo para sus clases y cuando fue el momento salió de su cuarto para ir a el comedor donde todos mantenían una conversación animada y tranquila, pero sobre todo familiar, incluso Elena esta hay d...

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Amelia comenzó su nuevo día con tranquilidad, se arreglo para sus clases y cuando fue el momento salió de su cuarto para ir a el comedor donde todos mantenían una conversación animada y tranquila, pero sobre todo familiar, incluso Elena esta hay desde su cuadro comiendo su comida que a el parecer de todos se veía deliciosa, en realidad Elena pensó en todo para no aburrirse, y lo mejor de todo podía estar con sus seres queridos sin ningún problema.

-Me e enterado que hay Vampiros en la zona-dijo Elena con tranquilidad, todos los presentes dejaron de hablar para escucharla mucho mejor-es mejor que se mantengan al margen de lo que ellos hagan, no les tomen importancia, es mejor mantenernos lejos de los problemas, no hablen con ellos de no ser necesario, deben llevar a Amelia y a Antoni a el instituto. Y deberán recoger a los niños de la escuela hoy al igual que llevarlos-finalizo la mujer.

- ¿Quién de nosotros debe llevarlos? -pregunto Will, en realidad si lo mirabas a el y a sus hijos podías ver esos ojos cálidos y ese brillo lleno de amor y cariño- ¿Quién debe llevarlos? -pregunto Will

-Los llevara Hannibal- dijo ella-es necesario que los vampiros te vean.

Hannibal asintió, sabía que Elena podía ver más allá de lo que decía, y sabia mas de lo que debía, ese era un gran don proveniente de su familia, y que seguía perdurando después de la muerte.

-Eso aremos-Hannibal afirmo, a lo que Elena asintió para después salir de esa pintura y dirigirse a otra.

Cuando el desayuno termino todos se retiraron para hacer sus distintas actividades, después de todo tenían elfos para hacer la limpieza de la mansión.

Hannibal subió a su auto y sus hijos fueron en la parte trasera, ambos con comida para ellos y para sus nuevos amigos, mientras estaban en la carretera escuchaban música clásica, todos estaban en silencio, pero era tranquilo y sin ningún problema, cuando llegaron a la escuela todos vieron el auto, no era el mismo del otro día, pues su papa tenia mejor auto, de hecho, todos tenían mejores autos que los más jóvenes.

Cuando llego el momento Hannibal bajo del coche, todos vieron a un hombre de traje gris y abrigo negro, con un perfecto cabello negro muy bien peinado y una sonrisa sínica en su rostro, se dirigió a abrir la puerta.

Los alumnos observaron a Amelia y Antoni Lecter salir del auto, después vieron como el hombre se despedía de ellos con un abraso, los Cullen los miraban con extrañeza y admiración, pero Edward tenía el señor fruncido, no sabia quien era el hombre y tampoco podía leer su mente, aun mas ahora que su compañera estaba ahí, ayer después de enterarse que era ella sus hermanos tuvieron que evitar que fuera tras ella.

No podían culparlo, espero mucho por una compañera, pero fue tanto que pensó que no tenia una compañera, no al menos por lo que en un pasado hizo, aunque siempre sentía culpa por matar, tenía satisfacción por hacerlo, sentía la necesidad de hacerlo, esos humanos no merecían ser humanos, eran sumamente groseros y maleducados, cuando vio a su compañera tubo preocupación por creer que no lo aceptaría, que no lo amaría, aunque en su familia se esforzaran por ser buenos tenían un toque oscuro, malévolo, y lleno de dolor, todos estaban marcados, pero no lo demostraban porque no podían decirlo en voz alta, jamás pudieron, nadie creería que ellos eran capaces de hacer algo haci. Tal vez Edward no sabía que Amelia era la mujer perfecta para él, de hecho, su familia era igual a la de él, era oscura con toques blancos se esforzaron por ser una familia conocida por su elegancia, pero con maldad en su interior, atormentados por un pasado trágico y doloroso, pero por su familia eran capases de todo.

-Nos vemos en la salida papá-dijeron los hermanos al mismo tiempo.

-Nos vemos en la tarde hijos-dijo Hannibal-recuerden siempre los modales hijos-finalizo para después rodear el auto para finalmente abrir la puerta de el piloto, y luego despedirse con un movimiento de mano y una frase-no se metan en problemas mis brujitos-dijo con un toque de diversión al ver las muecas de sus hijos.

Después los hermanos se fueron rumbo a su edificio para las clases y se encontraron con Jessica y Angela quienes les preguntaron por el hombre que los trajo a la escuela y que era demasiado guapo a lo que los hermanos se rieron.

-Es mi padre-dijo Antoni-Hannibal Lecter, ese es su nombre-dijo el dejando a sus compañeras anonadadas.

-Pues es muy apuesto-dijo Angela

-Siempre dicen eso-afirmó Amelia-pero también es conocido por sus platillos, se desarrolla muy bien en ese ámbito, aunque también lo hace en la música, es muy bueno en el piano.

Después de eso ambos hermanos se fueron con sus amigas, después fueron a sus clases hasta que llego la hora del almuerzo, esta vez los hermanos interceptaron a todos sus nuevos amigos antes de que compraran sus alimentos, y los llevaron a su mesa a pesar de las quejas.

-Nuestro padre dijo que les trajéramos esto-hablo Antoni, para después sacar una lonchera llena de comida hecha por Hannibal.

Luego los jóvenes dejaron de quejarse para aceptar gustosos la comida dada por sus nuevos amigos, y luego comenzar a comerla con alegría total, y tuvieron que contenerse de abalanzarse sobre la comida al ver como los hermanos Lecter comían con tanta elegancia, haci que lo hicieron de la misma manera que los hermanos.

En la mesa de los Cullen, todos los vampiros están al pendiente de la pareja de uno de ellos, por lo que pusieron atención a lo que dijo Amelia, todos se pusieron a investigar sobre la humana, y descubrieron que era hija de un muy importante hombre, su familia estaba rodeada de gente poderosa, sus hermanos adoptivos se casaron con hombres y con mujeres importantes, además de que procedían de familias de gran nivel económico, el apellido Lecter tenia mucho peso en distintas partes del mundo, además de los apellidos de los demás agregados de la familia, sin duda poderosos, y erar personas pertenecientes a la realeza, después de el recreo cada uno se fue a sus diferentes clases, en algún momento escucharon hablar sobre Amelia, o de Antoni pero simples banalidades.

- ¿Qué piensas de los Cullen? -pregunto Antoni, sin poder evitarlo, Amelia dejo de leer el libro de orgullo y prejuicio para escuchar a su hermano.

- ¿Qué puedo opinar? -pregunto esta vez ella, su tía dio instrucciones de que no le tomara atención a ninguno de ellos, y todos sabían que Amelia era buena para seguir las reglas de su familia, fue educada para siempre proteger a su familia

-Es de mala educación contestar una pregunta con otra-dijo Antoni con tranquilidad.

-Es solo que no los conozco-se estreso Amelia-además no tendrían porque importarte, sabes que, aunque a padre no le importe la clase social no permitiría un acercamiento a esa familia-finalizo.

-No es como si nos casáramos con alguno de ellos-dijo exasperado Antoni.

-No es eso, es que piensa en lo que nuestra familia significa, unidad, los Lecter nos caracterizamos por la familia, por el amor que nos tenemos, papá buscaría que sus hijos estemos asalto con quien sea-dijo ella-y tal vez se escuche muy mal, pero la educación es prioridad y como nos trato el otro chico, deja mucho que desear de esa familia-Amelia lo dijo con enojo, ese día se sintió humillada, nadie huilla a un Lecter nadie.

Edward sabía que tendría que hacer mucho esfuerzo para que su pareja lo perdonara.

El doctor Lecter llego a el instituto por sus hijos y se fueron rumbo a su hogar, a la mansión de los Lecter.

Un amor ensangrentadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora