Cap 3

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El desayuno siempre es lo principal en el día a día, además de las demás comidas. Pero sobre todo si en ese día debes entrenar nuevamente con tus compañeros de clase. Todos se encontraban en uno de tantos patios que había por allí en Hogwarts. Sam era el que dirigía la clase y Any era la que tan solo observaba a todos con una mirada amenazadora.

Como primer día de vuelta, llegue tarde. Todos se me quedaron mirando pero tampoco le tome importancia. Hermione tan solo pensó que dormiría más, ya que aquel día no estaría en clases con ellos.

-lamento interrumpir y llegar tarde- me disculpe mientras me quitaba la chaqueta negra que tenía puesta. Sabiendo a la perfección que si entrenaba, terminaría sudando. Aunque con el frío que hace me lo debería de replantear.

-ponte en tu posición, hoy practicaremos vuestras habilidades- Sam introdujo mientras se dirigía a todos -os pondréis por parejas, así os será más sencillo a la hora de derribar a vuestro contrincante.

Kay dirigió su mirada en mi dirección, al igual que hice yo. Ambos nos sonreímos y nos acercamos, íbamos a ponernos juntos. Finalmente Sam dio un par de indicaciones más para los más novatos y ya pudimos comenzar. Nos esparcimos por todo aquel campo verde para poder tener espacio.

-te noto algo cambiada- indicó mientras se posicionaba para nuestra pelea -rara, por así decirlo.

-sigo siendo la misma- he sido yo quien ha empezado la pelea, kay esquivaba mis puñetazos, en eso era realmente bueno, pero yo era mejor. Inesperadamente para el, le di una patada en su estómago dejándolo sin aire, aproveche que estaba en el suelo y forcejeábamos mientras él trataba de escabullirse. Enredó una pierna con la mía y cambiamos de posiciones, pero no me iba a ganar.

Le di un puñetazo en su mejilla, eso le dejaría un moretón grande durante 1 semana mínimo.

-¿por que no comenzamos con algo más fuerte?- preguntó mientras se mantenía en pie con la mejilla roja.

-si deseas morir, ese será tu destino.

Kay elevó sus manos, en busca de agua. En pocos minutos ya había formado un bola enorme, la cual iba a ser dirigida hacia mi. Separó ambas manos, formando una línea de bolas de agua y lanzó cada una a su debido tiempo.
La primera era sencilla, la esquive rodando por el césped, la segunda iba más deprisa, la tercera ya era algo peligrosa, se había congelado.

-acaso controlas el hielo  ¿o que?- estaba asombrada de sus nuevas habilidades.

-esto es lo que tiene al tener un espíritu de agua, que la puedes manejar a tu manera- lanzó su cuarta bola estrellándose cerca de mi cuerpo, esta vez era hielo total. Mi sorpresa era tan grande que mi cuerpo dejó de reaccionar. Para cuando lanzo su última bola de hielo, unas pequeñas chispas salieron de mis manos. Impactaron en la bola y explotó dejando el hielo por todas partes en el césped.

Kay reía. Su mejilla se tornaba a un amarillo verdoso.

-fin del entrenamiento, proseguiremos mañana- Sam se acercó a nosotros para frenar aquella competencia.

Ambos nos alejamos para tomar nuestras pertenencias. Kay se acercó con una bolsa colgando sobre su hombro.

-¿en que momento tienes "poderes"?- preguntó curioso haciendo comillas con sus dedos. Ni yo lo sabía, también fue algo sorprendente e inesperado para mi. Perfectamente aquella bola de hielo podía haberme derrumbado o incluso matado.

-supongo que en un futuro se averiguará todo esto- trataba de evitar el tema. No quería hablar de aquello -llegaremos tarde a la comida.

Mi búlgaro favoritoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora