Cap 12

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Ya había pasado una semana desde que llegué a...''casa''.

Estuve alejada de lo que me quedaba de familia, comiendo a diferentes horas y tratando de evitarlas.

Lake me escribía muy a menudo como Hermione y cada vez que hablaba con ellos se me caían las lágrimas.

Con viktor el contacto terminó siendo menor, pues el siguió con su vida de jugador profesional del Quidditch y supongo que yo no entraba en esos planes de vida.

Estuve encerrada demasiado tiempo, por no decir los 7 días de la semana. Mi única distracción eran mi mente y los hechizos que había escrito en un pequeño cuaderno.

Mi hermana entra en la habitación, pero no se molesta en hablar. Ella se sienta y observa lo que escribo.

-¿que haces?- pregunta, pues yo casi que tampoco.

-escribo...algo.

Ahí me había dado cuenta de que aquello no era un idioma, ni ruso, ni español ni ingles, ninguno de ellos. Eran signos demasiado raros, que ninguno tenía relación con el anterior. El cuaderno estaba casi lleno de ellos, algunos más grandes y otros más pequeños, otros acompañados de dibujos.

¿Que estaba haciendo?

Cierro el cuaderno y remuevo mi pelo enredado de la cara. Mi hermana se tumba, tampoco le preocupa lo que acaba de pasar. Ella suspira y mantiene su mirada en el techo sin decir nada.

-sabes...- ahora su mirada está en mi -¿sabes...que casi muero?

-no me sorprende- estaba confusa- no te das cuenta, pero eres una chica aventurera y demasiado peligrosa- se reía - a veces pensaba que nunca tendrías novio.

-¿conoces a Viktor Krum?- hacía mucho que no mencionaba su nombre, ni siquiera me atreví  escribirle una carta más- tuvimos algo extraño cuando estuve en Hogwarts.

-algo extraño...

-ni siquiera sabía lo que hacía

-nunca lo haces- suspira otra vez -siempre eres de hacer las cosas inmediatamente.

El silencio vuelve a invadir la habitación.
Finalmente opto por tumbarme al igual que lo hace mi hermana.

-será mejor que me ponga a estudiar o nunca seré alguien tan guay como tu

-ya eres guay, recuérdalo

Ella se marchó de la habitación riéndose. La puerta de su cuarto se cerró y finalmente aproveche para darle otra ojeada al cuaderno. ¿Que significaba aquello?

Escucho pasos por el pasillo, acercándose a mi habitación. Mierda.

Escondo el cuaderno rápidamente debajo de la almohada y abro el libro de hechizos que tenia al lado.
Era mamá.

-¿que haces?- pregunta cruzando sus brazos con un semblante serio -pensé que te marcharías.

-¿quieres que me vaya?

-No- tan sarcástica como siempre -quiero que mi querida hijita se quede en su cuarto encerrada sin hacer nada y sin ayudar nada.

-¿que problema tienes conmigo? ¿Por que quieres discutir?

-¿por que has vuelto?- me responde con otra pregunta -sabias a la perfección que no eres bienvenida...y aún así te presentas en mi casa- esta vez gritó a todo pulmón.

-¿es por papá?- le pregunte -pues no me culpes, que tu seas una simple humana y yo tenga algo más poderoso.

Mi hermana vuelve a aparecer por la puerta, esta vez se pone nuevamente delante de mamá, tratando de tranquilizarla.
En cambio mamá la empuja haciéndola caer

-Tu y tu padre sois unos cerdos

-¿un cerdo? Que yo sepa nunca te fue infiel, nunca te levanto la mano -me acerco a ella, mientras le enumero todo -nunca te gritó, nunca te miro mal, nunca te lastimo...¿y es un cerdo?

Ella se mantuvo callada

-no tienes argumentos- reí -no entiendo que tiene en contra.

Me doy la vuelta y busco de inmediato todo el equipaje que había traído.
Comienzo a meter mi ropa junto a todo el material de estudios.

-ya que tanto me quieres fuera de casa- sigo doblando y guardando -me marcharé, ese es tu deseo- me giro para enfrentarla -yo lo cumplo...

Mi búlgaro favoritoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora