Lo primero que Sir Kim hizo si bien despertó, gracias al efecto secundario del medicamento, fue vomitar.
Y aunque sin duda esa no era la mejor manera de comenzar el día, no se quejó cuando sintió a Seok Jin sobándole la espalda con suavidad, justo después de entregarle un balde para contener todo su malestar dentro y que el camarote no se hiciera un desastre todavía más grande. Habían abierto las cortinas, lo sabía por el calor en el lado izquierdo de la cama, en donde los rayos del sol arremetían contra los algodones y las brisas chocaban contra los cristales, eufóricos. Se extrañó de no tener el cabello en la cara. Sentía los ojos picar, (pues había llorado mucho) y los músculos adoloridos, quizá por la fuerza con la que se contrajeron en el ataque.
Fue una suerte que la suit tuviese baño privado, de esta manera no tenía que compartirla con Madame y Ji Min, lo que hacía más cómodas las mañanas como estas en las que solo necesitaba un rato para volver a ser persona. El barco constaba de 39 suits destinadas únicamente para quienes pagaran los más altos precios, ni siquiera era un monto accesible para la primera clase. Pero la herencia que había obtenido Tae Hyung era increíblemente grande (si tomábamos en cuenta que al morir Sir Kim, el padre de su esposa, le había dejado toda la herencia a su “única hija”. Y que al morir esta, todo había terminado a nombre de Tae Hyung como su marido legítimo); y aunque era cierto que el dinero disminuía con el pasar de los años, los contratos que conseguía el Señor Seok Jin solían ser muy ventajosos gracias a un talento innato para la diplomacia y un título que le había costado el sudor de su frente y la vista aguda también, al estar leyendo a tan altas horas de la noche con la luz de la vela como única compañía.
Seok Jin lo ayudó a levantarse y lo ingresó en el baño sosteniéndole de los hombros, mientras verificaba la grifería. A diferencia de los camarotes de la primera clase, las suits contaban con agua potable en lugar de agua salada. No estaba caliente, pero el día parecía agradable para una ducha. El aroma de los jabones era agradable y el sonido de las olas siempre resultaba relajante. Le dio una señar con las cejas, como invitándolo a despertar, a desperezarse de todo y empezar de cero; La higiene personal era vista como la pureza, la moralidad, y si Tae Hyung quería comenzar a sentir que tenía un valor, debía empezar con darle un valor a su propio cuerpo. Seok Jin tomó el jabón de Valencia, una pasta de aceite, sebo y lejía, y le ayudó con el cabello dando suaves tirones de tanto en tanto. Y cuando terminó, se enjuagó las manos para dejarle en su privacidad a que terminara con el resto del cuerpo. Le pasó el agua de rosas con un ademán suave y no comentó nada al respecto cuando se retiró.
Tae Hyung pudo jurar que lo escuchó bostezar. Y con el cansancio de su amigo en la mente, se obligó a respirar profundo y terminar con su tarea, restregándose aún más fuerte la cara. Se deshizo de su ropa interior y adentró su cuerpo a las regaderas dejando que el agua dulce se llevara todos los malos olores de su cuerpo, las lágrimas en sus pieles, la saliva seca en sus labios, así como la pesadez de sus malos pensamientos; el agua fría arremetió con sus pieles cálidas y el contacto fue estremecedor al inicio. Siempre era estremecedor iniciar después de una noche así. Tanteó con dedos trémulos su costado. Era increíble como a veces el miedo se apoderaba de la mente humana. Porque sus costillas ya no estaban fracturadas pero a veces podía jurar que dolían justo como ese día.
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The Violin Sound 金 TaeKook
FanfictionㅤㅤSiglo XX, Southampton, Reino Unido. «Te he escuchado tocar bajo el velo de las estrellas... las notas de tu violín me susurran que tu alma está un poco rota...» En medio de un mar en tormenta, Kim Tae Hyung no puede hacer más que aferrarse al son...