XI. Placebos Finitos (i)

128 18 3
                                    

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

    —¿Entonces sí te sientes bien? —preguntó por quinta vez en el día

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

    —¿Entonces sí te sientes bien? —preguntó por quinta vez en el día. Auscultó su rostro de nuevo, buscando heridas o indicios de malestar. El muchachillo solo rio apenado por sus cuidados y lo apartó con suavidad—. Ya te lo dije, no necesitas hacerte el fuerte conmigo. No podría perdonarme si enfermaras a mi causa; el otro día incluso estuviste expuesto a la tormenta sin un abrigo. ¿Cómo pudieron ser tan descuidados de no ver la hora? Esa no es una actitud propia de ti, Jung Kook.

    —No lo hice a propósito, es solo que no pude llegar a tiempo al camarote cuando inició la tormenta y después... Lamento mucho que hayas pasado por tantas preocupaciones a mi causa.

    —Hey, hey. Tranquilo, Kook. No te estoy culpando de nada; Solo estoy preocupado —apresuro en aclarar—. Pensé que estarías bien y no pude ir tras de ti, me siento terrible —Yoon Gi lo abrazó una vez más, sin mucha fuerza en sus brazos, casi como si tuviese miedo de herirlo, sin embargo, cuando Jung Kook le invitó a aplicar un poco más de fuerza, como diciéndole “descuida, no voy a romperme”, Yoon Gi entendió con mucho trabajo de por medio y le abrazó con más ganas. Al separarse se sentó de nuevo tras su escritorio moviendo los dedos repiqueteando contra la madera, como si tratara de recordar algo, y después de un breve segundo de revolver los papeles de su escritorio, exclamó—: Tendrás dos días más de reposo, sí, sí, eso es lo que haremos.

    El sonido de los papeles chocando contra la madera del escritorio puso nervioso a Jeon.

    —Yoonie..., necesitas relajarte un momento, —exclamó Jung Kook mientras acomodaba su corbata y después pellizcaba la nariz de su hermano mayor estirando un brazo a través del escritorio y sacando una gran sorpresa en Sir Min—. Te he dicho que estoy en perfecto estado, no quiero reposar. Tomo los paseos matutinos, y procuro despejar mi mente con pensamientos positivos —dijo con gran orgullo—, además —añadió en complicidad mientras abultaba los labios en una tierna sonrisa—. ¿Cómo podría no ser feliz cuando te tomas tantas molestias por mí? Metí un poco mis narices en los acuerdos y escuché que estuviste preguntado sobre la sala de conciertos. ¿La aprobaron, no es así? Todo debido a ti.

    Y de inmediato Yoon Gi esbozó una sonrisa triunfal. Parecía un gato maquiavélico a quien todos los planes le salían siempre bien.

    —Te dije que nadie podría llevarme la contraria, cariño. Solo necesitaba un poco de tiempo. Este es mi obsequio de bienvenida a la empresa, Jung Kookie —Yoon Gi extendió los brazos hacia los costados con gran efusividad, como si hiciera una fiesta desde su escritorio. Jung Kook suspiró con un poco de cansancio, pero con alegría también.

    —Te quiero mucho, Yoon.

    —Yo te quiero más —exclamó con ternura mientras arrugaba la nariz—. ¡Eso sí, niño!, ¡no más caprichos a tu causa! No te permitiré cumplir ningún deseo más hasta el siguiente año. Quizá me encuentres benevolente en tu siguiente cumpleaños, pero nada más —dijo con firmeza—. Tengo mucho trabajo esta temporada y te necesito alerta. No quiero discusiones con los socios, no quiero verte caer en provocaciones ni en peleas que pongan en juego el honorable apellido de nuestros padres, ¿quedó claro? —era amable, pero al mismo tiempo severo. Yoon Gi había logrado domar la personalidad de su padre y amoldarla a sus necesidades. Había tomado lo que le servía, y desechado lo que repudiaba. Así, al tiempo en que tomaba la disciplina que sí le era de utilidad, evitaba la malicia y la sobreexplotación emocional en sus exigencias para no cometer los mismos errores que sus ancestros. De esa manera Yoon Gi se permitía perdonar a su padre, y vivir sin la necesidad de guardarle rencor. Sí, para el dinero y para los negocios se necesitaba «la malicia de un Min» como tanto abanderaba su padre. Pero Jung Kook no necesitaba más peso sobre sus hombros, y Yoon Gi no iba a herirlo de esa manera—. Si te sientes mal, lo entenderé, pero tienes que esforzarte en ser un hombre y controlar tus emociones.

    Mientras tanto, Yoon Gi se encargaría de llevar sobre sus hombros la carga mayor como le correspondía, aún si eso significaba guardar un poquito de información de tanto en tanto ante el menor de los Min.

    —¡Sí, señor! —exclamó Jung Kook con gran efusividad y una amplia sonrisa en el rostro. Llevó una de sus palmas a manera de saludo militar, abultando los labios y fingiendo una mirada seria y distante que sacó una risotada en Yoon Gi. Entonces Jung Kook parecía levantarse de su asiento para seguir con sus deberes en su propio camarote. Tendría dos días, pero eso no significaba que se la pasaría durmiendo todo el día, o tirado en cama observando el techo.

    —Y Jung Kookie... —dijo con suavidad, indeciso en si comentar el asunto del violinista, pues la conversación que había tenido con Ho Seok lo había dejado demasiado pensativo para su gusto. ¿Y si consentirlo de esta manera estaba perjudicando a Jung Kook en lugar de ayudarle a ser libre?, ¿y si realmente le estaba quitando los medios para valerse por sí mismo?, ¿hasta qué punto es amor y hasta qué punto es obsesión por no verlo herido gracias a su incompetencia como cabeza de la familia?

    —¿Sí, Yoon? —El pequeño Min volvió el cuerpo con tal alegría que puso nervioso a Yoon Gi. Sonreía tanto, tanto como no le había visto desde... Desde los funerales. Y aunque Jung Kook siempre se caracterizaba por ser un chico alegre y positivo, esta alegría le sabía diferente entre los labios. Sus mejillas sonrosadas eran más brillosas y el tono de su voz era incluso más entusiasta.

   Sabía perfectamente que se había estado viendo con el violinista, y no había dicho nada al respecto porque no pensó que su relación con él fuera precisamente mala para el muchacho. Pero ahora... ¿Qué sucedería si por consentir sus caprichos terminaba haciéndole daño al hermano que tanto amaba?

    Yoon Gi parpadeó un par de veces, confundido. Incapaz de saber cuáles serían las acciones correctas en situaciones como estas. Suspiró bajito, y aguantó una sonrisa dentada que le supo forzosa. Había una ligera capa de preocupación en su rostro.

    —Jung Kookie, yo... —abrió la boca después tragó saliva. Pero no pudo. No pudo romper su burbuja por el miedo a la tristeza que vendría después; pues no se perdonaría jamás ser la causa en la tristeza de su hermano, ni en esta, ni en las mil vidas siguientes—. No es nada, olvídalo. Solo... Asegúrate de no sobre exigirte, ¿bien?

    Y Jeon asintió con efusividad, justo antes de salir del despacho, dejando a Yoon Gi con sus preocupaciones atoradas en el paladar; sin embargo, Min quiso creer que Jung Kook era capaz de luchar sus propias batallas por sí mismo. Lo había criado para no ser vencido ante nada y ahora solo esperaba que sus enseñanzas pudiesen ser escuchadas en los momentos adecuados. Porque desde su posición, por más que lo odiara y pusiera nervioso... a él solo le quedaba esperar y confiar.



 a él solo le quedaba esperar y confiar

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

22032022 | Love, Sam 🌷

The Violin Sound 金 TaeKookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora