Capítulo V

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Bueno, Mister Sunoo, ¿dice usted que la tropa no basta, y que debería
aumentarse el número de reclutamientos? —preguntó Kim Heechul, moderador de los debates que se organizaban en el Illéa Capital Report y la única persona que entrevistaba a la familia real.

Nuestros debates del Report eran pruebas, y nosotros lo sabíamos.

Aunque Jake no tenía un plazo límite, el público no veía la hora de que el grupo fuera reduciéndose, y yo notaba que también el rey, la reina y sus asesores sentían lo mismo. Si queríamos quedarnos, teníamos que cumplir con nuestro papel, cuando
y dondequiera que nos lo pidieran. Yo estaba encantado de haberme quitado de encima aquel informe tan pesado sobre la tropa. Recordaba parte de las
estadísticas, así que tenía buenas posibilidades de dar una buena impresión aquella noche.

Exactamente, Heechul. La guerra en Nueva Asia dura ya años. Creo que si
en un par de reemplazos aumentáramos la cantidad de soldados reclutados, contaríamos con el número suficiente para ponerle fin.

No soportaba a Sunoo. Había conseguido que echaran a uno de los chicos, había arruinado el cumpleaños de Hanbin el mes anterior y en una ocasión me había intentado destrozar el traje, literalmente. Como era un Dos, se consideraba superior al resto de nosotros. La verdad es que yo no sabía cuántos soldados había en Illéa, pero ahora que sabía qué opinaba Sunoo, tenía claro que mi postura era la contraria.

No estoy de acuerdo —dije, con la máxima elegancia que pude.

Sunoo se giró hacia mí. De espaldas a la cámara no tenía ningún problema en soltarme aquella mirada desafiante.

Ah, Mister Sunghoon, ¿cree usted que aumentar el número de soldados es mala idea? —preguntó Heechul.

Los Doses se pueden permitir pagar para evitar el reclutamiento, así que
estoy seguro de que Mister Sunoo nunca ha visto lo que supone para algunas familias perder a sus únicos hijos varones. Reclutar a más de esos chicos podría ser desastroso, especialmente para las castas más bajas, que suelen tener familias más numerosas y que, para sobrevivir, necesitan a todos los miembros que puedan trabajar.

Jungwon, a mi lado, me hizo un gesto cómplice.

Sunoo contraatacó.

Bueno, entonces, ¿qué vamos a hacer? No estarás sugiriendo que nos
sentemos a esperar mientras estas guerras se alargan interminablemente.

No, no. Por supuesto que quiero que la guerra acabe en Illéa —respondí. Hice una pausa para ordenar las ideas y miré a Jake en busca de apoyo. El
rey, a su lado, parecía molesto. Necesitaba cambiar de argumento, así que solté lo primero que me vino a la mente—. ¿Y si fuera voluntario?

¿Voluntario? —preguntó Heechul.

Sunoo y Hyunjin hicieron un ruidito despreciativo con la boca, lo que empeoró aún más las cosas. Pero entonces me lo pensé mejor. ¿Tan mala idea era?

—Sí, claro que habría que exigir ciertos requisitos, pero quizá le sacaríamos más partido a un ejército de hombres que deseen realmente ser soldados que a un grupo de chicos que solo hacen lo que pueden para sobrevivir y poder volver a la vida que han dejado atrás.

En el estudio se hizo el silencio mientras la gente se planteaba lo que acababa de decir. Aparentemente no era ninguna tontería.

Eso es buena idea —intervino Renjun—. Y podríamos ir enviando nuevos soldados cada mes o cada dos meses, según se fueran alistando. Eso animaría a los hombres que llevan sirviendo un tiempo.

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