Capítulo XI

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Hola pequeño;

Siento que no pudiéramos despedirnos. Al parecer el rey decidió que sería más seguro que las familias se fueran lo antes posible. Intenté hablar contigo, te lo prometo, pero fue imposible.

Quería que supieras que hemos llegado bien a casa. El rey dejó que nos quedáramos la ropa, y Lena se pone sus vestidos cada vez que tiene un rato. Sospecho que alberga la esperanza inconfesable de no crecer ni un centímetro más para poder usar el vestido de la fiesta en su boda. Supongo que le pone de buen humor. Yo no estoy muy seguro de si alguna vez le perdonaré a la familia real el que dos de mis hijos hayan visto tanto lujo de primera mano, pero tú ya sabes lo fuerte que es Lena.

Eres tú él que me preocupa. Escríbenos pronto. A lo mejor esto que te voy a decir no es lo correcto, pero quiero que lo sepas: cuando saliste corriendo hacia el estrado, sentí que nunca en la vida me he sentido más orgulloso de ti. Siempre has sido guapo; siempre has tenido talento. Y ahora sé que tu talla moral está a la misma altura, que ves claramente cuando algo no está bien y que haces todo lo que puedes por combatirlo. Como padre, no puedo pedir más.

Te quiero, Sunghoon. Y estoy muy muy orgulloso.

PAPÁ.

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No sabía cómo lo hacía, pero mi padre siempre sabía lo que tenía que decir. Me habría gustado poder mover las estrellas para escribir con ellas aquellas palabras en el cielo. Necesitaba verlas en grande, tenerlas bien visibles para poder leerlas de nuevo cuando las cosas pintaran mal: «Te quiero, Sunghoon. Y estoy muy muy orgulloso».

A los chicos de la Élite nos dieron la opción de desayunar en nuestro cuarto, y yo dije que sí. Aún no
estaba listo para ver a Jake. Por la tarde ya me sentí más entero y decidí bajar un rato a la Sala de los seleccionados. Por lo menos había un televisor, y me iría bien distraerme. Los chicos parecían sorprendidos al verme entrar, lo cual tampoco me parecía que fuera motivo de sorpresa. Solía esconderme de vez en cuando, y si había un momento en que estaba justificado que lo hiciera, era aquel.

Sunoo estaba echado en un sofá, ojeando una revista. En Illéa no había periódicos, como en otros países. Nosotros teníamos el Report. Las revistas eran lo más parecido a la prensa escrita, y la gente como yo no nos podíamos permitir comprarlas. Sunoo siempre encontraba el modo de tener una en la mano y, por algún motivo, aquel día aquello me irritó.

Hanbin y Renjun estaban en una mesa, bebiendo té y charlando, mientras Hyunjin, algo más atrás, miraba por la ventana.

-Anda, mira -dijo Sunoo, sin dirigirse a nadie en particular-. Aquí sale otro de mis anuncios.

Sunoo era modelo. La idea de que estuviera mirando la revista solo para encontrar fotos suyas me irritó aún más.

-¿Mister Sunghoon? -dijo alguien.

Me giré y vi a la reina, acompañada de alguna de sus asistentes, en una esquina. Parecía ocupada con
alguna labor. Hice una reverencia, y ella me indicó con un gesto que me acercara. Sentí un nudo en el estómago al pensar en mi comportamiento del día anterior. No había querido ofenderla, y de pronto me temí que fuera aquello precisamente lo que había hecho.

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⏰ Última actualización: Jan 06, 2023 ⏰

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