Regreso a Gusu

1K 170 11
                                    

- Solo tienes que ponerlo así... - Luo Qingyang terminó de colocar el velo en el rostro de Lan Nianxiang para luego sonreírle - ¿Ves? A-Xiang es la niña más hermosa que he visto –

Lan Wangji había llegado hacía un par de horas y se había puesto a cortar las telas que había comprado. Había aprendido a coser antes de que su hija naciera, le había hecho algunas piezas pequeñas y también a su hijo, así que fue muy fácil hacerles más túnicas de colores vivos. Colores que le recordaran la alegría de Wei Wuxian.

- Papá, ¿me veo bonita como dice tía? – Wangji miró entonces los ojos dorados de su hija. Sería una mujer muy hermosa, Wei Wuxian había sido muy atractivo, así que su hija sería tan hermosa como él lo fue. Sonrió y asintió lentamente, para después darle una cinta azul para el cabello - ¡Gracias! –

Lan Wangji siguió preparando la cena y luego miró a MianMian.

"Ya entiendo por qué Wei Ying me preguntó si me gustaba MianMian"

Agradeció en silencio al destino por ponerla en su camino.

***************

Lan Wangji desapareció del mundo del cultivo durante casi seis años. La secta Gusu Lan había buscado sin descanso alguno al segundo Jade y a sus hijos, pero nunca lograron encontrarlos. La secta Jin usó sus influencias, la secta Nie ayudó un poco, Nie Huaisang a duras penas podía con su secta.

Pero la secta Jiang... la secta Jiang cerró las puertas a su clan. Muelle de Loto parecía ahora una fortaleza, Yunmeng había sido cerrado. Las personas de esa ciudad nunca protestaron.

Y Jiang Cheng... Jiang Cheng se perdió su venganza en un par de ojos dorados.

***************

- Tienes que tomar el arco con fuerza – le ayudó con su postura, la pequeña dama apuntó al centro y luego respiró – Baja un poco más el codo y mueve tu hombro... dispara –

La flecha de Nianxiang dio justo en el centro, haciendo que su hermano sonriera y que aplaudiera. Ella miró al temible líder de secta Jiang, quien sonrió y asintió con la cabeza. Entonces ella saltó y volteó con su padre, quien también le sonreía desde la casa.

- ¿Lo viste? Papá, ¿lo viste? –

- Mn, buen tiro –

- Es todo por hoy, tal vez en alguna cacería puedes poner en práctica lo que te he enseñado – Jiang Cheng se despidió de los dos jóvenes Lan y desapareció entre los árboles.

La pequeña familia Lan entró a la cabaña y comenzaron sus tareas. Lan Nianxiang tarareaba y luego su hermano mayor, Lan Yuan, la acompañaba. Lan Wangji sonreía mientras terminaba de preparar la cena y sus hijos ayudaban con el resto.

Lan Nianxiang acomodó las tres espadas en el mueble que estaba en la entrada de la casa. Colgó el par de arcos, regalos del líder Jiang, y luego tomó su flauta. La limpió y la colocó en su bolsillo. No traía puesto su velo, en casa cualquiera podría verla sin esas telas, su tía Qingyang y el líder Jiang también.

Lan Yuan puso platos, palillos y algunas tazas. También había traído la tetera y, casi en secreto, había puesto un plato de semillas de loto recién peladas en el lugar de su hermana. Había sido extraño para él, ninguno cuestionaba a su padre. Lan Wangji hacía que ambos cubrieran sus rostros.

Hubo un momento en el que dudó. Un momento en el que quiso preguntar. Pero se dio cuenta de que no se sentía seguro si no salía sin su velo a la calle. Jin Ling, el sobrino del líder Jiang, se burlaba de él. Decía que su hermana menor era muy hermosa y que tenía sentido que tapara su rostro.

Pero él, Lan Yuan, era un hombre, le había llamado ridículo y había intentado quitárselo como una broma, hasta que se dio cuenta de que Hanguang-Jun era quien hacía que los llevara.

- Padre, dijiste que tenías noticias para nosotros... – su hermano le pisó ligeramente por debajo de la mesa - ¿Nos puedes decir de que se trata? –

- A-Xiang, padre no habla mientras come – Lan Wangji sonrió y siguió comiendo – Podemos comer y luego hablar –

- ¡Pero yo quiero saber! –

- Pero tenemos que esperar –

- ¡Pero muero de curiosidad! –

- A-Xiang, come o me llevaré las semillas – Wangji sonrió al ver a sus hijos y los miró. No quería decirles. Temía decirles. Podrían hablar con libertad en esa casa, podrían comer tanto como quisieran y disfrutar de tantos sabores como ellos desearan.

¿Cómo podría arrebatarles esa felicidad? Pensó en MianMian, pensó en ella y su generosa oferta de cuidar a sus niños en su residencia en la casa de su maestro. Pero Lan Wangji no era capaz de separarse tanto de sus hijos.

- Bien, A-Xiang, A-Yuan – ambos detuvieron su pelea con cáscaras de semillas para verlo – Tengo que... hablar de algo importante –

- Papá, parece que has visto un fantasma resentido muy malo – su hija tomó su mano y se acercó a él – Si te molesté pido perdón, yo... –

- Está bien – Wangji tomó las cintas de regulación de su manga y las puso en la mesa frente a ellos. Ambos abrieron los ojos sorprendidos.

Sabían de su secta, entendían que su padre los educaba en otro lugar, más nunca le habían cuestionado. Él los amaba, los amaba tanto que había dejado su hogar por ellos.

- A-Yuan está en la edad de comenzar sus estudios con más jóvenes cultivadores – explicó, notando que ninguno de ellos despegaba la vista de las cintas – Y tú – acarició la mejilla de su hija – estás en la edad de conocer más mujeres cultivadoras –

- Papá... ¿regresaremos a Gusu contigo? –

Lan Wangji dejó de respirar. Miró a su hijo, quien parecía entender tanto como para solo tener trece años, y luego miró a su hija. Tenía exactamente la misma mirada de Wei Ying, solo que era un resplandor dorado.

- Si es que lo desean –

A-Yuan miró a A-Xiang. Siempre habían sido ellos tres. A veces se les unía Jin Ling, a veces el líder Jiang, a veces su tía Qingyang. Pero nunca se había separado de su padre. Nianxiang fue la primera en levantarse y sentarse junto a Lan Wangji, lo abrazó del brazo y recargó su cabeza en el hombro. Su hermano se acercó a ellos y tomó la mano de Wangji.

- Tendrán que seguir las reglas cuando estudien – les dijo – Tendrán que usar esas túnicas, seguir el toque de queda, seguir las reglas del muro –

- Está bien – contestó Lan Yuan, la determinación en su rostro y voz – Solo si... solo si prometes que al menos nos seguirás preparando de tu comida – Lan Nianxiang comenzó a reír, haciendo que su padre dejara esa expresión perdida para negar con la cabeza con una sonrisa – Y podremos... ¿podremos seguir visitando al líder Jiang? –

- Eso lo diré después –

- ¡Está bien! – contestó la dama de diez años – Papá, volveremos a Gusu contigo –

Lan Wangji no podía explicar a sus hijos porque sus ojos se habían llenado de lágrimas.

***************

- No esperaba verlo a estas horas, Hanguang-Jun – Jiang Cheng estaba sentado en su oficina y Lan Wangji estaba frente a él - ¿A qué le debo el honor? – Nunca se habían tratado con gentileza, tan solo una frágil cortesía que ambos mantenían por aquella amenaza, trato, que habían hecho años atrás.

- Tendré que irme, mis hijos se van conmigo – Jiang Cheng respiró con fuerza y miró a Lan Wangji – Partiremos en unos días, quizás dos –

- ¿Por qué? –

- Mi tío me necesita –

- ¿Tus hijos sobrevivirán en Gusu? – Jiang Cheng desvió la mirada a la ventana de aquel salón. Era de noche, la luna estaba en lo alto y el silencio solo delataba que eran los únicos despiertos – Si quieres pueden quedarse aquí para estudiar en Yunmeng... -

- No, ellos quieren ir conmigo – Jiang Cheng apretó con fuerza su mano. Pensó en las risas de aquellos dos pequeños Lan. Pensó entonces en su abandono y Zidian despertó.

Los Hijos de Hanguang-Jun. Cultivación Oscura (2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora