Esta es la historia de un pianista con un futuro prometedor, pero con un amor que no lo deja avanzar. Que lo encadena a ese bar, a ese piano y a esa infinita canción que toca todas las noches esperando volver a verlo.
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Limpió sus lágrimas mientras se miraba al espejo, se sentía vacío, se sentía muerto, como si él fuera un espíritu y su cuerpo se hubiera quedado con el rubio en la cama. Lugar donde él mismo quería estar ahora.
Suspiro y se debatió un momento en beber la botella de whisky que se posaba frente a él encima del tocador. Tenía unas ganas inmensas de beberla hasta que dejara de sentir, hasta que olvidara que estuvo en los brazos de su rubio de preciosas mejillas, mejillas que habían desaparecido y que él había notado en cuanto lo vio. Se tallo la cara por la frustración de querer ahogarse nuevamente en el alcohol. Estiró su mano tomando la botella, si quería comenzar de nuevo debía comenzar por dejar de refugiarse en el alcohol, debía afrontar sus sentimientos para comenzar a superarlo no suprimirlos y guardarlos en el fondo de el.
Así que haciendo caso dejó salir la ira del baúl donde la guardaba, ira por haber dejado al rubio, por no poderse despedir de él en persona, por toda su maldita vida, por sus padres quienes le cortaron las alas antes de siquiera aprender a volar, por su hermano que se creía con el derecho de decir que era lo mejor para él, por Jimin el cual no había tenido el valor suficiente para luchar por él y por el mismo, por que se había abandonado durante tantos meses, por que dejo de soñar para anhelar morirse.
—¡argh! —grito furioso aventando la botella contra la pared que estaba a un lado de la puerta. Esta se abrió al momento del impacto espantando a Jin en el proceso—
Lo miró sorprendido para después desviar su mirada a un lado de él, justo donde había impactado la botella, lo hizo varias veces para después entrar por completo y caminar hacia el pelinegro. Su menor se sentó de nuevo donde había estado segundos antes, Jin lo miro cuando tapo sus ojos para llorar.
Jin había llegado al camerino del pelinegro con la clara idea de reprenderlo por haber desaparecido por horas, por no haberle contestado el maldito teléfono. Estaba furioso cuando un chico del staff le mencionó que tenía cerca de 3 horas que el pelinegro había llegado.
Tenía que darse prisa a hablar con Yoongi si quería contarle todo antes de que se encontrara con Jimin.
—Yoon ¿estas Bien? —preguntó Jin acercándose a su menor—
Él no respondió.
—Yoonie, tengo que decirte algo importante —menciono Jin tocando el hombro de Yoongi con su mano—
El peli negro al sentir el toque se removió incomodo,
—Guárdate todo lo que tengas para decirme, no quiero oírlo.
—Pero Yoonie, de verdad es importante es sobre Jim…
—Dije que no quiero oírte, ya escuche suficiente —hablo Yoongi interrumpiéndolo mientras alzando la cabeza para mirarlo —No quiero oír como tu y Namjoon tramaron todo para que Jimin se fuera, tampoco quiero oír sus estúpidas excusas, no me interesa porque eso ya no se puede remediar nada. Oh dime Kim ¿cambiará algo?— formuló la pregunta cuando lo miro—
