Esta es la historia de un pianista con un futuro prometedor, pero con un amor que no lo deja avanzar. Que lo encadena a ese bar, a ese piano y a esa infinita canción que toca todas las noches esperando volver a verlo.
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Jimin estaba en posición para iniciar su baile, estaba a la espera de que su pianista favorito comenzará con la melodía para que él comenzara con sus movimientos.
Miró al gran pianista y ambos sonrieron con cariño al mirarse, el pelinegro comenzó a mover sus ágiles dedos sobre las teclas del gran piano negro, mientras Jimin comenzaba a danzar al ritmo de la melodía, en cada oportunidad se miraban y se sonreían por la complicidad que los acompañaba.
Se sentía cálido, ambos estaban cumpliendo su sueño, por fin estaban juntos sobre el escenario haciendo lo que más amaban. Se sentía satisfecho y pleno, después de haber arreglado las cosas con el chico que se había robado sus suspiros desde el primer minuto esto era solo como la cereza del pastel, lo que hacía todo más maravillo.
A lo lejos lograba escuchar una melodía conocida pero nada acorde al momento que estaba viviendo con Yoongi.
La música había cesado y Jimin había pasado sus movimientos mientras tenía la respiración agitada, Yoongi se levantó del banquillo y camino hacia Jimin sin dejar de sonreír ni un segundo, lo tomo de la mano mientras le decía un te amo, reverenciaban ambos al público que eufórico les aplaudía por el gran espectáculo. Se incorporaron y Yoongi se hinco frente a Jimin, sacó una cajita roja de terciopelo y le pidió matrimonio.
De nuevo el sonido que se escuchaba muy lejano no lo dejaba concentrarse.
-Si, acepto -respondió el menor, se abalanzó sobre el mayor haciendo que ambos cayeran sobre el escenario y lo beso.
Era el mejor día de su vida, por fin podrían ser felices juntos, podrían realizar todos los sueños que tenían juntos.
Volvió a besar los delgados labios del pálido pero abrió los ojos sorprendido al sentir el frío suelo en sus labios. Se levantó de golpe al ver que Yoongi no estaba, ni el público, la luz que anteriormente había estado sobre su cabeza se había apagado para dejarlo sumido en la oscuridad.
-Así me sentía yo Jimin -una voz gruesa lo hizo sobresaltar, miraba a todos lados tratando de distinguir entre la penumbra de donde provenía esa fría voz- perdido en la oscuridad, inseguro por no saber hacía dónde debía ir, con la incertidumbre de saber hacía dónde te habías ido.
Silencio era lo que llenaba el lugar donde él estaba, la voz de había callado después de haber soltado esas palabras, nuevamente la melodía en tonos tecno se escuchaba como un eco, poco a poco se escuchaba más cerca de él.
De pronto una luz alumbró una parte del escenario alejada de Jimin. Ahí estaba Yoongi con otro chico, estaban besándose. El no podía dejar de verlos, quería avanzar hacía ellos y pedirle una explicación al pelinegro pero sus pies estaban enterrados en el escenario, poco a poco se hundía como si fuera arenas movedizas, gritó el nombre de Yoongi, este volteo a mirarlo y comenzó a reír en compañía del otro chico. Jimin desesperado imploraba ayuda pero aquellos dos solo se reían mientras lo señalaban, la mitad de su cuerpo ya estaba sumergida y el sentía que le faltaba él aire, su garganta estaba desgarrada por tanto gritar, lloraba e intentaba moverse para salir, pero entre más se movía más se hundía. Lo último que escuchó fueron las risas de los otros chicos y un "iluso" que soltó Yoongi antes de que Jimin fuera tragado por completo por el escenario.
Jimin brinco de un susto y peleo con las sabanas que estaban enredadas en su cuerpo, boqueo fuerte tratando de conseguir aire desesperado por la sensación de asfixia que había tenido.
