༒Capítulo 2: You're Mine༒

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Latido.

Latido.

Latido.

Lo escuchaba claro, tan fuerte retumbando en su oreja que la habría hecho sentir cómoda si no fuera por el propietario de ese corazón latiendo.

Las ásperas manos la mantuvieron en su lugar, obligándola a quedarse quieta contra su cuerpo. La había puesto arriba, a horcajadas sobre su cuerpo para así dormir esa tarde de lluvia. A comparación de Sesshomaru, Kagome ni siquiera pudo cerrar los ojos, tensa por la posición.

La azabache temía hacer un movimiento en falso y despertar a la bestia. Es cierto que han pasado días y Sesshomaru no la había tocado inapropiadamente, sin embargo, algo que decía que sólo era cuestión de tiempo. Era obvio el deseo de él por ella, por lo que se preguntó, llena de miedo, ¿qué es lo que estaba esperando?

Desafortunadamente, no tuvo que esperar más para saberlo. Ya que esa tarde, el hambre del peli-blanco saldría a la luz.

Las manos en sus caderas apretaron su agarre, anunciando que el hombre se había despertado de su corta siesta, provocando un escalofrío en el cuerpo de la azabache.

—¿Puedes soltarme? —preguntó amablemente, conteniendo su brusquedad para mantener la armonía entre ellos.

Un escalofrío recorrió su espalda cuando en vez de responder al menos negando su pedido, aquella mano soltó su costado para acariciar su cabello azabache, lenta y dulcemente. Para Kagome, eso no fue una buena señal, algo estaba por avecinarse y era malo.

—¿Alguna vez has querido tener tu propia familia? —preguntó de repente, pensativo y realmente interesado en el tema.

La cadena en su tobillo comenzó a quemar cuando se dió cuenta de a que quería llegar.

—No —mintió. "No contigo" quiso decir.

—Una niña con tus ojos, carácter, belleza. Nuestra hija. — Mientras sonaba nostálgico, Kagome podía sentir con terror como el miembro de Sesshomaru comenzaba a endurecerse debajo de su cuerpo.

Oh.

Entonces entendió porque él no la había tocado hasta ese momento. Sesshomaru quería embarazarla, por lo que, al quitarle las pastillas, le estaba dando tiempo a su cuerpo para volverse completamente fértil.

—¡NO! —gritó horrorizada, intentando levantarse.

Su acto se rompió. No podía aceptar tal cosa, tal límite como si nada. Fue su punto quebrante donde no pudo fingir serenidad.

Al intentar alejarse, solo logró que el firme agarre sobre ella la tumbara boca arriba en la cama, con Sesshomaru encima de su cuerpo, sus muñecas cautivas por una enorme mano que detenían los movimientos bruscos.

—No tienes opción —declaró cerca de sus labios, respirando cerca e intimidantemente.

—Por favor no —suplicó temblorosa — ¡Sesshomaru, no! — Se removió en cuanto su frágil ropa fue rota en una brutalidad poco erótica, tan desesperada como un depredador apunto de comer a su presa.

Anhelante.

—Adelante, grita mi nombre — Parecía excitado por sus gritos, disgustando aún más a la azabache ahora desnuda.

Su nombre fue borrado de sus gritos, no dándole el placer de tal cosa, sin embargo, apenas le importó al mafioso, fascinado por algo más grande. Contempló el cuerpo de la azabache, lamiendose los labios cuando sus pantalones se sintieron extremadamente apretados.

She's |Sesshome| |Libro 2#|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora