༒Capítulo 6: "Dollhouse"༒

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Ciego. Estaba totalmente ciego de amor por la apagada azabache que intentaba mantenerse cuerda en esa locura infernal. Sin embargo, ese "amor" podría ser aprovechado por Kagome, quien comenzaba a entender que hilos debía manejar para su beneficio.

Si de algo se dio cuenta cuando empezó a fingir síndrome de Estocolmo con Sesshomaru, es que era atontado con su presencia. Sí, continuaba siendo inteligente y astuto, pero apenas lo usaba cuando estaba con ella, como si se olvidara de todo. Debía usar eso a su favor.

Se abrió paso nuevos lugares de la mansión, accesos que le fueron negados cuando descubrió la verdad. Con sesshomaru confiado sobre el "amor" que comenzaba a tener Kagome por él, la dejó vagar por la mansión nuevamente, pero sólo en el interior, el exterior estaba estrictamente prohibido. Pero esa nueva libertad conllevó a activar las cámaras, sintiendo escalofríos cuando vio como la luz roja de estas volvía a aparecer, también contrató más guardias para el exterior e incluso para el interior.

Definitivamente no estaba lo suficiente atontado por ella.

—Señora, el señor Sesshomaru llegó. Requiere su presencia en su dormitorio —notificó uno de los guardias que la acechaba todo el tiempo.

La azabache tardó unos segundos en dejar el libro a un lado antes de hacer caso a la orden, como una muñeca obediente, sin embargo, así es como consiguió aquella pequeña libertad. Incluso tuvo acceso a la biblioteca privada de Sesshomaru, cuyo libros encontró interesantes para su conocimiento sobre el mundo que existía en las penumbras; el mundo de Sesshomaru.

Para su desgracia, se acostumbró a tener un guardia detrás suyo, pero este le dio privacidad solo una vez que entraba a la habitación del mafioso, donde se quedaba a un lado de la puerta custodiando. Se volvió rutinario.

Al ingresar, notó que Sesshomaru no se encontraba a la vista, pero de inmediato escuchó el agua de la ducha correr en su pequeño baño de dormitorio. No quería, sólo deseaba volver a la biblioteca y enterrarse en los libros para olvidarse de la realidad, sin embargo, debía seguir su rol para que prevalezca aquella libertad.

Quitándose la ropa en el camino, se adentró al baño cuando estuvo completamente desnuda, yendo directo a el panel de vidrio polarizado que separa la ducha del resto.

No debía, pero era inevitable no deslumbrarse por la belleza etérea de Sesshomaru bajo la ducha. Tras desplazar el vidrio corredizo, la imagen del hombre desnudo, mojado y con el cuerpo tensado la atacó. ¿Por qué los malos siempre son los más hermosos? Siempre se cuestionaba en la ficción, ahora entendiendo a las tontas protagonistas de sus libros.

Exhalando, se adentró a la ducha para acariciar el costado del hombre, justo sobre las costillas. Sesshomaru abrió los ojos para reconocer su presencia, guiandola hacía adelante al dar pasos atrás, para que así ambos estuviera bajo el agua caliente.

—¿Me llamaste? —preguntó, con una sonrisa divertida tal sentir como su abdomen se tensaba aún más bajo sus suaves caricias.

Se había vuelto tan fácil fingir. Tan natural que comenzaba a sentirse extraña.

—Te extrañé —confesó, colocando ambas manos en las mejillas de la azabache para robarle el aire con un beso voraz, haciendo temblar el cuerpo de Kagome, de buena manera.

Su cuerpo ya no se sentía suyo después de haberse acostumbrado tanto a sus toques. Su cuerpo le dió la bienvenida fácilmente, su mente y corazón no.

Giró sus cuerpos, manejandola como quería mientras ella se dejaba dominar. Entregarse se volvió más fácil que luchar, a pesar que su alma aún ardía, llena de lucha.

She's |Sesshome| |Libro 2#|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora