Se vistió tan despacio como un perezoso bajo la mirada vigilante del halcón albino, sin embargo, él no la apresuró, permitiéndole al menos asimilar la situación antes de lanzarla a la actuación más grande que tuvo que hacer hasta ese momento. Aunque, mientras se tomaba el tiempo de verla, notó como ella parecía un cascarón vacío, funcionando de manera automática.
Tuvo una pizca de culpa.
Pero fue fugaz, tan efímero que ni siquiera lo notó.
Al colocar su mano en la mejilla de la azabache, ella se estremeció por el repentino toque, sintiéndose de la manera más vulnerable posible. Pero a su vez, incluso sin ese toque, Kagome temblaría eventualmente por la impotencia de estar tan cerca de la libertad, sin poder hacer nada al respecto.
—No me decepciones. — La profundidad de su tono acentuó su clara advertencia —. Se una buena chica y te premiaré.
Sus miradas se cruzaron, tan fijas pero temerosas a la vez. Kagome pudo observar el miedo creciente de Sesshomaru. Tenía tanto temor de perderla que fue hilarante.
—"Se una mala chica y serás castigada" —dijo como si lo estuviera diciendo él, adivinando que no tenía opción si quería acabar bien —. Lo entiendo —aseguró ante su asentimiento.
Un ligero presentimiento de un beso se instaló en su mente cuando él se demoró en apartar la mano, sus ojos dorados viajando por todo su rostro, recordando cada parte que la conformaba.
Ante la proximidad, Kagome dió un paso atrás, tomando la mano en su mejilla para entrelazar los dedos con los suyos, evitando el beso de la manera más sutil. Así evitó un conflicto, estando lista para enfrentar un demonio más grande; fingir.
Tomados de la mano, como una pareja estable, salieron de la habitación, escondiendo toda la verdad en una felicidad creada; Kagome sentía que moría en vida con cada segundo que pasaba, borrando su sonrisa lentamente al bajar los escalones, hasta que un suave apretón la devolvió a la realidad; fingir.
—Sesshomaru, ¿no haz estado haciendo feliz a nuestra dulce Kagome? — Fueron las primeras palabras burlonas de la mujer sentada en el sofá.
La azabache se estremeció al escucharla. Había olvidado lo pacífica que era su voz, incluso olvidó como sonaban otras voces aparte de Sesshomaru y Kaede, se sintió como un soplo de aire fresco muy bienvenido. Quiso llorar, pero debía mantener la compostura.
—Había olvidado que las serpientes hablan. — Sesshomaru respondió de la misma forma, guiando a su mujer hacía el sofá frente a su madre.
Kagome se sentó junto a Sesshomaru, aún tomados de la mano, y en silencio, observó lo hermosa que se continuaba viendo la señora Taisho. Tan juvenil a pesar de su edad, tan fuerte e inteligente, exhudaba poder. Por un segundo, la admiró y envidió al mismo tiempo. Ella era tan libre.
—Cazaste un ratoncito, ¿quién es la serpiente aquí? — Ladeó la cabeza, mirando brevemente las manos unidas de la pareja —. Debo decir que me tomó por sorpresa saber que están juntos. La última vez que vine, ella había renunciado con gran seguridad. ¿Cómo pasó esto? —preguntó interesaba, sus ojos fijos en lo apagada que se veía la azabache.
Sesshomaru frunció el ceño, notando como su madre miraba a la chica. No le gustó su duda e interrogación, lo hacía poner más a la defensiva.
—¿Importa?
—Por supuesto que importa. Soy una madre curiosa después de todo. ¿Cómo una mujer tan pura con ella, acabó con un hombre tan siniestro como tú? ¿A ti no te daría curiosidad también? — Tenía tanta sospecha que inquietó al hombre, aunque por fuera no lo demostrara.
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She's |Sesshome| |Libro 2#|
Fanfiction|Libro 2# de: "He's"| Su mente funcionaba rápido, pasando mil cosas por su cabeza, pensando en cómo derrotar al diablo mientras era cautiva de él. Sin embargo, lentamente, la azabache va perdiendo la cabeza. ¿Podrá volver a ser quien era?