༒Capítulo 3: "The Queen" ༒

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Oh.

Las mañanas se vuelven frías, las tardes solitarias y las noches borrosas. Al despertar, él no está a su lado, sin embargo eso no lo vuelve cálido, la habitación cada vez es más fría que siente que le hiela los huesos a pesar de ser todo mental. En las tardes se acuesta en el suelo y navega en sus memorias para no enloquecer y ceder, pero al ser la única persona de ver, Sesshomaru se vuelve una presencia necesaria de vez en cuando, aún cuando la azabache lo aborrece. Y las noches; la noche es a lo que Kagome más le teme.

No por la oscuridad, sino por lo que sucede cuando cae el sol.

Basta. Por favor, basta —suplicó una vez más en sollozos, apretando las sábanas y enterrando su rostro en la almohada; sobreestimulada, cansada, llena de amargura y debordada de semen mientras Sesshomaru continuaba penetrandola profundamente por tercera vez consecutiva.

Sí, las noches se volvieron borrosas y silenciosas con el paso de los días, ya que la azabache se había cansado de suplicar, manteniéndose como una muñeca sin vida.

Sin brillo, más delgada y con ojeras, Kagome pasaba sus días sentada en en suelo, apoyada contra la cama y mirando hacia la nada, con aquella mirada perdida que a cualquiera con un buen juicio se le partiría el corazón. No sabía cuanto tiempo había pasado encerrada en esas cuatro paredes, tal vez días, semanas o meses, pero ya no importaba, se sentía totalmente arruinada, como si hubieran pasado años.

Incluso se cuestionó si continuaba así de deteriorada en salud, ¿entonces pronto se reencontraría con Sango y Naraku? Tal vez incluso con su madre.

Mamá, haz criado un monstruo —susurró, hundiendo el rostro en sus rodillas —. Y amaste a otro monstruo —dijo en voz alta a comparación de antes, comenzando a tener recuerdos que creyó haber bloqueado una vez.

Sin embargo, aquella memoria le dió la fuerza que necesitaba.

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Lloraba, asustada por los ruidos tormentosos que varias veces escuchó, sin poder acostumbrarse al mal humor de su padre. Aún así, sí encontró un refugio para esas ocasiones. Para ella, su lugar seguro era dentro del armario.

Un lugar tonto y muy obvio, pero su mente infantil lo encontró como un perfecto escondite que solo su mamá sabía.

Después de que los ruidos cesaban, se quedaba esperando allí dentro hasta que su madre iba por ella, abrazando su pequeño cuerpo mientras repetía las mismas palabras en cada ocasión.

Está bien, Kag. Papá aveces tiene sus momentos porque mamá se equivoca —justificaba al abusador.

—Lastimar no está bien, mamá. — Siempre le decía, tratando de hacer razonar a la adulta.

—No, cariño, pero algunas veces papá lo ve necesario. Sin embargo, contigo será diferente, ¿verdad? Jamás estarás con alguien como papá, ¿verdad?Insistió en saber la respuesta, no queriendo ese futuro para su hija, pero permitiendo aquel presente con su padre.

—Dijiste que no es sano, pero si no es así, ¿entonces por qué sigues con él? —cuestionó inocentemente, sollozante.

Su madre la había mirado triste por causar esa reacción, también amarga por su propia situación.

She's |Sesshome| |Libro 2#|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora