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Leccion #1: Cuando recuerdas algo malo tu corazón se acelera.

Tenía... recuerdos de este hospital.

El día de inducción en el que me tropecé llevando gasas y las enfermeras venenosas se rieron de mí, el día en el que conocí a Colton cuando empecé mis rotaciones en la emergencias, (por que si, había sido bendecida con tener mi primer experiencia en un hospital y con las especialidades en el área de emergencias). Mi mamá internada en la UCI cuando yo no era más que una infante...

Muchas cosas.

Me encontré a mi misma en el comedor donde el personal solía comer, parada frente a tres doctores que analizaban las rotaciones que he hecho.

- Por mucho que me gustaría que quedaras conmigo, ya cumpliste tus rotaciones en mi área.- mi mejor amigo ladeó la cabeza, sonreí presionando mis labios en una línea.

- Lo sé.- fingí hacer puchero.

- Dice acá que ya cumpliste con la morgue,- dijo la doctora Morgan y levantó la vista a mi.- eso es impresionante, siempre he visto que la morgue es la última que hacen.

- Oh, yo no lo ele...

- No haz hecho rotación en quirófan...- la otra doctora, Lovesade, comenzó, mas fue cortada por la puerta abriéndose.

Los tres vieron atrás mío y yo me volví, reconocí a la figura masculina que había hecho acto de presencia en la habitación, unos ojos grises se posaron sobre mí lo que pareció una eternidad y el tipo castaño y musculoso pareció sorprendido por mi presencia, me volví de nuevo para evitar sentirme incómoda, justo cuando ellos se fijaron en mi expediente y se dieron una mirada de complicidad.

Dios, no lo permitas.

Colton, no me traiciones.

Doctora Morgan, no me dejes caer así.

- Hey Boyes.- lo llamó mi amigo, él se volvió, levantó las cejas como respuesta.- Esta es Brie Carson, tu nueva interna.

Mierda.

El ceño del Doctor Boyes se marcó un poco, pestañeó un par de veces viéndome confundido.

- No sabía que vendrían internos.- comentó y acercó su vaso de starbucks a sus labios, sus ojos aún sobre los míos.

- Solo ella.- la Doctora Morgan respondió viéndome con una sonrisita.

Tragué pesado y regresé la vista al doctor.

Me miró unos momentos más y asintió con su cabeza.

- Bien.- finalizó y abrió una de las gavetas para sacar un empaque de galletas.- Te quiero en el área en diez.- ordenó antes de irse.

Los tres doctores frente a mí cerraron el expediente y me lo tendieron antes de levantarse, comentando cosas, mi mirada permaneció en la puerta donde recién se había ido él.

- Ese tipo me intimida.- comenté distraídamente.

- A mi también.- Colton coincidió, dejando su mano en mi espalda, las comisuras de mis labios se levantaron volviéndolo a ver.

Mi amigo era lindo, pelinegro, con ojos marrones, pecoso y usualmente con barba, no era tan alto, tal vez uno setenta y cinco, no siendo un monstruo musculoso pero si teniendo musculatura en su cuerpo.

- ¿Y así me tiraste a los lobos?- golpeé su brazo juguetonamente.

- Da miedo, cuesta creer que es el jefe de pediatría.- comentó, arrancándome una sonrisa.- Bueno, supongo que te divertirás el próximo mes y medio.

Lecciones del corazónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora