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Lección #17: Es posible que Alec vea un musical voluntariamente siempre y cuando esté Madonna en él.

Reposé mi cabeza en el hombro de Colton, cerrando mis ojos momentáneamente.

- ¿Dormiste algo anoche?- preguntó, negué con mi cabeza.- Si, yo tampoco dormí mucho, lo peor es que tengo que permanecer haciendo guardia en la noche.

- ¿Toda la noche?- pregunté, asintió con su cabeza.

- Toda la noche.- confirmó, relamí mis labios asintiendo con mi cabeza. La alarma en su bata comenzó a sonar, sinónimo que había llegado una emergencia y que tenía que irse.- Hablamos luego.- dijo apagando el molesto sonido antes de besar mi frente.

Esperé pacientemente que se alejara antes de levantarme del sofá y apresurarme a la zona de pediatría.

Cuando entré la mirada de Alec se posó inmediatamente en mí, miró algo detrás mío.

Keiran.

- Hola, Brie.- dijo el enfermero, le sonreí incómoda.

- Hola, ¿qué haces aquí?- pregunté lo más amistosa que pude, dirigiendo mi mirada a Alec, que esporádicamente nos veía, su mandíbula tensa.

- Hoy fui rotado a pediatría.- explicó, asentí con mi cabeza.- Por cierto, nunca concretamos el café.

- Oh, si, la cita.- comenté, bajando la mirada a mis zapatos.- Si, creo que no será posible, umh... Estoy viendo a alguien.

Asintió con su cabeza lentamente, como asimilando lo que le dije.

- Fue inesperado pero si.- asentí con mi cabeza, presionando mis labios entre sí.

- Bien, gracias por avisar.- asintió con la cabeza.- Espero que vaya bien.

- Gracias, eres muy dulce.- le sonreí.

- Brie, ¿necesitabas decirme algo?- preguntó, miré alrededor antes de verlo a él.

- Oh, si, umh, ¿podemos ir a tu oficina?- pregunté, viendo la bola de personas a su alrededor.

- Claro.- respondió, frunciendo ligeramente el ceño, acompañándome al interior de su oficina.

Cerró la puerta detrás suyo antes de volverse con los brazos cruzados.

- Al menos se lo tomó bien, si te hubiera molestado juro que le rompía la cara.- aseguró, ladeé la cabeza.

- ¿Frente a los niños? No, eres muy calmado para eso.- aseguré, una sonrisa se formó en mi rostro.- Colton trabaja toda la noche, estaba pensando que a lo mejor podríamos hacer algo.- me encogí de hombros.- En mi casa, podría cocinarte algo.

- Me encanta como pasas de insultarme llamándome debil a hacerme una propuesta indecente.- ladeó la cabrza, con una sonrisa genuina, acercó su mano para mover un mechón de mi cabello detrás de mi oreja.- ¿Pero qué me vas a cocinar?

- No lo sé, ¿qué quieres comer?- ladeé la cabeza, la mirada de Alec fue divertida.- ¿Pasta al pesto? ¿Alfredo? ¿Lasaña?

- ¿Algo que no sea italiano?- preguntó ladeando la cabeza.

Cerré mis ojos considerando.

- ¿Y si pasamos a comprar comida y cenamos en tu casa?- propuso, asentí con mi cabeza.

- Me suena.- confirmé sonriendo, él bajó su rostro al mío y pegó nuestros labios.

- Bien, te veo luego.- formé una sonrisa poniéndome de puntillas para acariciar su creciente barba.- Te veo luego.

Lecciones del corazónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora