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Lección #6: Colton puede llegar a conclusiones precipitadas basado en débiles premisas.

- A veces me cuesta entenderte.- confesé sentándome en el escritorio del consultorio, me volvió a ver sacando la paleta de su boca.

Nunca pensé que lo vería comiéndose una.

Y nunca pensé que se vería tan sensual haciéndolo.

- ¿Por qué es tan difícil comprenderme?- preguntó curioso, reposándose en la pared.

- No lo sé, eres volátil, nunca sé cuando es prudente tratar contigo.- me encogí de hombros.

Su mirada se mantuvo en mí unos momentos, sentí una especie de calor escalando de mi pecho a mi garganta, tragué pesado tratando de controlarlo, entonces se movió uno, dos, tres pasos más cerca mío, tuve que levantar la cabeza para verlo cuando lo tuve en frente.

- Tú siempre puedes tratar conmigo.- dijo con una voz bajita, que tuvo impacto directo en mi entrepierna, pestañeé como inmóvil viéndolo, sus ojos grises intensos sobre los míos, mis labios se entreabrieron.- ¿Alguna vez te he dicho lo hermosa que me pareces?- su mano se deslizó por mis cabellos.

- N... no.- dije, mi voz salió rasposa y entrecortada. Mis cejas se alzaron cuando la paleta recorrió mis labios, el dulce sabor a cereza colándose en mi boca.

Bésame.

- No tienes una idea como quiero besarte.- murmuró, sus ojos fijos en mis labios, volví a tragar pesado.- ¿Puedo?

Asentí tímidamente con mi cabeza, pestañeé y su rostro se acercó decidido al mío, sus labios acariciaron mi mejilla antes de plasmarse en la comisura de los míos, posteriormente, al fin su boca estuvo sobre la mía, su ritmo seguro me intimidó, aún tenía los dedos encerrados en mi cabello, suspiré pesadamente cuando sus labios se separaron de los míos para bajar a mi cuello, sus manos se deslizaron abajo de mi bata, sus dedos tocaron la piel de mi cintura bajo la tela de la camisa, la otra mano acarició mi muslo desnudo por la falda que usaba.

Nunca usaba faldas y me sentía más agradecida que nunca por habermela puesto hoy.

La caricia de mi muslo fue escalando hacía la cúspide de mis piernas, mordí mi labio inferior cerrando mis ojos, dejé mis brazos alrededor de su cuello, mis uñas se encajaron en su espalda.

- Brie...- su voz salió cálida sobre mi piel.- Brie...

- ¡Brie!- un grito y un aplauso me sobresaltaron.

De repente ya no estaba en el consultorio en compañía del Doctor Boyes, ahora estaba en el auto, junto a Colton, en el garaje de nuestra casa, sacudí mi cabeza para tratar de quitarme ese sueño de la cabeza.

- Buenos días, bella durmiente.- ironizó quitando la llaves de auto.

- Necesito dormir.- negué con mi cabeza sacando mi teléfono.

- Lo noto.- respondió mientras yo veía los mensajes en mi teléfono, una sonrisa se deslizó en mis labios cuando ví un mensaje de Boyes en la pantalla.

Doctor Boyes: Come algo antes de dormir, desgraciada.

Rodé los ojos negando con mi cabeza, desde que se había dado cuenta que me olvidaba de comer todas las noches recibía un mensaje así y siempre me causaba una sonrisa.

Yo: Me quedé dormida en el auto, apenas pueda como algo.

La respuesta no tardó en llegar.

Doctor Boyes: Envíame foto apenas comas...

Al volver a ver a Colton noté que él me estaba viendo fijamente, con sus ojos entrecerrados. Su cuerpo se abalazó contra el mío, solté un chillido tratando de alejar mi teléfono de él, lo pegué a mi pecho instistivamente pero su fuerza superó la mía.

Lecciones del corazónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora