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- Cállate.- le pedí rodando los ojos, una risa se escapó de mis labios.

Sostenía un café en mis manos, compartía un sofá con Colton, mantenía mis pies en su regazo, ambos veíamos a Keiran, sentado frente a nosotros.

- No es mentira, si no los conociera pensaría que son pareja.- comentó él, mi mejor amigo y yo volvimos a vernos frunciendo el ceño.

- Deberíamos ir a un restaurante, cenar y que al final de la cena me pidas matrimonio...- comencé.

- ¡Para bebidas gratis!- dijimos gritando al mismo tiempo, soltamos una carcajada chocando los cinco, Keiran nos veía sonriendo, las enfermeras en la cocina nos veían raro.

Entonces toda la sala de descanso quedó en silencio cuando alguien entró, Alec impuso con su presencia desde que abrió la puerta, le sonreí saludándolo con la mano cuando su mirada se posó en nosotros.

Pareció apreciar un momento la escena antes de volver a dirigir su mirada a mi.

- Tú- me señaló, dejé la taza en la mesa de café y levanté mis palmas.- ven, necesitamos hablar.

Fruncí el ceño viendo a mis amigos un momento mientras me levantaba, Colton hizo un ademán de percinarme, oculté una risa.

Desde que había dejado pediatría notaba que su semblante era considerablemente más intimidante para mí, cosa que me gustaba y no al mismo tiempo.

- Vas a ir.- comentó distraídamente, abrí mucho mis ojos.

- ¿A la convención? ¿El director del hospital lo aceptó?- fruncí el ceño.

- Me encargué de ello, te dije que lo haría.- respondió simplemente, una enorme sonrisa se materializó en mi rostro, las comisuras de sus labios se alzaron ligeramente, el gris de sus ojos viéndome con un brillo indecifrable.

- Eres el mejor.- chille abrazándolo como garrapata que se aferra, lo oí sonreír dejando su palma en mi cabeza.

- Hey, Boyes, lindo brazalete.- escuché la voz burlona de Keiran, inevitablemente mi mirada se dirigió a su muñeca, con una chispa de esperanza que fuera la que yo le regalé.

Efectivamente lo era.

- Gracias, Brie me la hizo.- comentó con superioridad, el rostro de Keiran cambió de burlón mientras dirigía su mirada a mi.

- Mira eso, estás usando la pulsera que te di.- comenté con una sonrisa, su mirada volvió a mi y juraría que se suavizó.

- Fue un regalo, claro que lo voy a usar.- dijo como si fuera algo obvio, sentí algo revolotear en mí, compartimos una sonrisa unos momentos.

- Parecen novios.- dijo la Doctora Morgan, acercándose a lavar su taza.

¿En qué momento entró?

Una parte de mí se incomodó con su comentario, al mismo tiempo me interesaba la manera en que reaccionaría él, volví a verlo un momento, él parecía esperar una respuesta de mi parte.

- Somos amigos.- dije gentilmente, respondiendo como pensé que él me consideraba.

- No lo somos.- me respondió, y tal como había llegado se fue, parpadeé confusa.

Evité la presión de tristeza en mi pecho, fingiendo estar tan confundida como ella, cuando salió por la puerta la Doctora y yo nos miramos.

- Realmente no entiendo a este tipo.- negué con mi cabeza levantando mis cejas, volviendome hacía mis amigos.

- Nadie lo hace linda.- acarició mi espalda, negué con mi cabeza tratando de sacar eso de mi mente.

Vaya, yo pensaba que había algo entre nosotros y resulta que él ni siquiera nos consideraba amigos.

Lecciones del corazónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora