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Un mundo paralelo donde Sabito y Makomo sobreviven a la selección final y acompañan a su amigo en el camino, de este modo el pilar del agua no es como lo conocemos ya que su mundo no quedó en soledad teniendo el amor de sus...
La azabache se encontraba cepillando su cabello frente al espejo, mientras cierto peli-negro la observaba.
—No entiendo porque te estás tardando tanto en arreglarte Makomo, ni que fuera la gran cosa, solo vamos a ver a un par de idiotas.
Dijo a modo de desaprobación el oji-lila, que se encontraba muy molesto por tener que ir a cenar con los hombres que habían irrumpido en la paz de su casa y lastimado a su pequeña hermanita.
—Sabito, no vale la pena que le preguntes, lleva una hora en las nubes.
Después de lo dicho ambos chicos voltearon a ver a la joven, la cual efectivamente se encontraba viendo al infinito mientras seguía cepillandose, este acto extraño al mayor.
—¿Y por qué crees que esté así?, ¿Estará enferma?
—Ni idea, pero parece que no.
—Por favor, no exageren, no estoy enferma, solo estoy feliz, no se porque; pero no necesito una razón exacta, simplemente mi corazón está feliz -Comento la chica con una gran sonrisa en su rostro-
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—Toca.
—¿Qué? ¿Yo por qué? Toca tu.
—¿¡Quién acepto la invitación!? vamos Giyyu, toca la puerta.
—Pero yo no qui-
—Por dios, ya son adultos, comportense como tal -Interrumpió la oji-celeste para luego posar sus nudillos delicadamente en la aldaba de aquella puerta-
—¡Vamos!
Se escuchó un alegre grito que provenía de aquella finca, el trio espero tranquilamente, o algo así, ya que los dos hombres se encontraban dándose leves empujones con el codo, en un tipo de coqueteo, lo que le causaba mucha risa a la azabache.
—¡Bienvenidos! Por favor, pasen.
—Gracias.
—¡Nemi! Ven a saludar a nuestros invitados.
—¿¡Por qué debería de hacerlo!? Mucha molestia ya es que estén en mi finca.
Estas palabras pusieron incómodos a los dos más pequeños del trío y furioso al mayor, pero este prefirió guardarse sus comentarios, ya que no quería ser sermoneado nuevamente. El rubio se percató de esto al instante.
—Permitanme un poco por favor -Luego de esto fue a la cocina y a los pocos segundos volvió con el albino jalandolo de un brazo-
—Nemi, ¡Saluda! -Tenia una gran sonrisa, más su tono mostraba un poco de enojo-
—Carajo Kyojuro, ¡Como molestas! -Grito, furioso por la insistencia de su amigo. Se tapo la cara con la mano para calmar un poco su enojo y dirigió la mirada a los invasores, "según el", claro-
