8. Ella

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וווווווווווו×

Llegaron al laboratorio. Lo primero que hizo al llegar, fue darle una silla a su pareja para que pudiera descansar. Temía que pudiera decaer. Sabía que no midió sus palabras allá en el puente y se disculparía de mil maneras; y aún más por lo que tenía que contarle.

— Gracias, siempre eres tan caballeroso conmigo— aunque estuviera molesto admitía que el moreno siempre lo tomaba como prioridad. El contrario se cubrió la cara, no estaba listo para confesarle lo que había hecho. Viktor alzó la ceja— ¿Ahora te apenas? que tierno— sonrió un poco por lo lindo que se veía.

— Viktor, basta por favor.

— ¿Qué te pasa? ¿sigues molesto por qué fui a Zaun?— para Viktor no era agradable que Jayce se enojara con él, le aterraba la idea— Entonces te pido dis...

— No es eso. Nosotros necesitamos hablar— ¡Oh, no! Esas horribles palabras. No iba a dejar que Jayce viera su temor así que disimuló haciéndose el desentendido.

— ¿De qué?— miró hacía la gran mesa de trabajo y vió, además de sus herramientas y planos, un extraño dispositivo. Y unas flores: rosas azules con lirios blancos.

— No sé ni por dónde comenzar o explicar cómo empezó pero Medarda y yo estuvimos juntos— al oír eso lo miró a los ojos—. Fue la noche en la que enfermaste. No tengo palabras para decirte cuánto lo lamento pero en verdad que lo siento y me arrepiento. Fue un error haber estado con ella— cada palabra que salía de su boca le dolía a Viktor. Su pecho punzaba— Te aseguro que no lo volveré hacer. 

— Ja' mientras yo me moría tu te venías en ella y además me prometes que no pasará otra vez pero dime ¿por qué tardaste tanto en decírmelo? ¿querías que ella disfrutara lo idiota que me veo contigo? ¿O ella te dijo que esperaras a que muriera para estar juntos? ¿Te sientes mejor con ella porque no está enferma, no está muriendo o porque no es de Zaun? ¿Porqué con ella puedes tener hijos, un legado?— sintió sus lágrimas caer por las mejillas. Se había sorprendido y fue con él, arrodillándose a sus pies.

— Vik... por favor, cálmate, yo...— su mano se dirigió a la mejilla contraria queriendo quitar las lágrimas pero Viktor lo detuvo.

— Aquella vez me prometiste que no volverías a lastimarme y ahora mírame. ¿No soy suficiente? Dime ¿por qué ella? ¿por qué con ella? ¡Dime!— soltó la mano contraria. Se apretó al respaldo de la silla y cerró los ojos sin parar de llorar. Jayce estaba mudo. El dolor de su pareja lo afectaba. Y era su maldita culpa. Derramó unas lágrimas con él.

— No quería que te pusieras así. Estabas delicado y no quería herirte más. Yo me arrepiento y hablé con ella. Le dije que tú siempre serás primero, ante todos. Fuí un idiota, un estúpido, por dejarme llevar pero Vik, tú eres al que amo— dejó reposar su cabeza en las piernas contrarias—.Yo haría cualquier cosa por tí. De hecho, hice que retiraran al profesor Heinmerdinger del Concejo. Ahora podremos avanzar en los estudios de una cura para ti. No te quiero perder.

— ¿Que hiciste qué?— lo miró con ojos hinchados. Viktor no sabía cómo reaccionar ante esa confesion. ¿El profesor ya no se interpondrá en sus investigaciónes?

— Él no nos dejaría hacer varias cosas. Fue voto unanime.

— Jayce, no...— Jayce, no debiste hacerlo. La frase quedó en el aire porque Sky entró para avisar que la concejal Medarda estaba ahí. Viktor apartó a Jayce y giró la silla para mirar lo que había en la mesa. Esperaba que no se le notara que anduvo llorando y que lo tomaran como cansancio. No dejaría que ella mirara lo herido que estaba. Ahora odiaba esas flores, siendo casi las mismas de aquella vez. Tomó el extraño dispositivo para impeccionarlo.

"Compañero"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora