CAPITULO X

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Mi ventana estaba abierta y las cortinas se movían al ritmo que generaba el viento, la noche del domingo me hacía compañía mientras hacía registro de todo lo que había pasado, en un intento de guardar por siempre los recuerdos más allá de mi memoria. Había empezado a escribir hace dos siglos, tenía mucho registro por hacer.

Algo en el aire cambió obligándome a asomarme a la ventana, la oscuridad del bosque con su olor característico me invadía pero algo me incomodaba, había algo que no estaba bien y podía sentirlo.

Apagando la luz del cuarto salí despacio por la ventana hasta tocar el pasto y empecé a correr entre las raíces altas que se abrían paso por todo el suelo.

El olor que había sentido en Port Angeles me invadía a medida que avanzaba, cada vez más fuerte el rastro estaba ahí y de pronto un haz de luz rojizo apenas visible paso delante mío, la vampiro pelirroja estaba acá. No podía perder el tiempo, no podía dejar que se aventurara en las profundidades del bosque y encontrará a los Cullens, o a los licántropos, tenía que detenerla y averiguar que tramaba. Empecé a correr con todas mis fuerzas pero los zapatos que llevaba me impedían hacerlo, me los saque como pude para dejar que mi planta tocara la tierra y está me guiara. Podía ver el haz rojo por los árboles cada vez más lejos mío, cada vez más rápida, no iba a poder alcanzarla si seguía así. Tenía que tomar una decisión y sabía cuál era mi responsabilidad. No quería hacerlo, no quería echar todo a perder ahora que las cosas por fin se habían dado como yo quería, sabía que si utilizaba mi verdadera forma para llegar a la vampiro tendría que desaparecer de Forks. Pero dentro mío la responsabilidad pesaba, y el error de mi pasado presionaba en mi mente sin dejarme escapatoria. Inspirando hondo para tratar de contener las lágrimas que ya empezaban asomarse en mis ojos me deje ir, un ejército de sombras me rodearon y me volví una con la noche, una con mi ejercito, ya no había nada que me detuviera.

Mi visión se agudizó y encontrarla entre los árboles no fue difícil, empecé a correr mientras las sombras se abrían paso conmigo, permitiendo que todo fuese más fácil. Era más liviana ahora y ellas me acarreaban, las dirigía en mi mente hacia a donde ir, siguiendo de cerca el rastro de olor que desprendía la pelirroja.

Ya la tenía, estaba a unos centímetros de ella, podría atraparla y sacarle toda la información necesaria.

-Estas segura que acá es donde la viste- escuche la voz de Carlisle cerca

-Ya casi está aquí- fue Alice la que respondió - a tu izquierda- gritó el comando y me quede helada en el lugar, pude ver a todo el clan Cullen empezar a correr en dirección a donde se dirigía la pelirroja. Unos segundos más tarde ya no estaban a mi vista. Maldición.

...

No fue hasta que entré en la cafetería que percibí que algo andaba mal. Mientras hacía la cola en la cafetería podía sentir la mirada de los Cullen en mi, me quemaban con ella. Creo que, si hubiesen tenido oportunidad me habrían atacado ahí mismo. Pero los testigos eran demasiados. Así que las dos partes jugábamos a mirarnos, ellos fijamente y yo de reojo, por abajo, intentando pasar desapercibida.

Los demás alumnos no estaban enterados de que estaba pasando, pero aun así lograba ser centro de su atención gracias al cabestrillo y algunos otros golpes que llevaba. Tuve lo que llaman una mañana interesante, llena de preguntas sobre cómo estaba mi brazo por los que se interesaban en saber cómo había pasado, y sobre cuán guapo había encontrado al Dr. Cullen, de Angela claro, lo que logró hacerme reír y ponerme colorada al mismo tiempo.

Pero mientras me abría paso con la bandeja entre los alumnos y me sentaba en la mesa de siempre, con los amigos de Jessica, los demás también empezaron a notar las miradas.

-Oye Mel- susurró Ángela, tratando de generar un poco de intimidad y secretismo que en esta sala no había - ¿Porqué no dejan de mirarte los Cullen? ¿Les hiciste algo?- Terminó la oración mientras miraba a la otra mesa- parece como si quisieran comerte - soltó una risa que intentó cubrir.

-¿Vos también notaste las miradas? ¡Pensé que estaba loca!- respondí susurrando - No se que pasa, están mirándome desde que entré a la escuela- le conté a Angela - ¿Tengo algo en la cara?- pregunté mirándola y pasándome las manos sobre la misma. Clavó su mirada en mi cara inspeccionándola

-No, yo te veo bien- dijo llevándose la comida a la boca. Levanté los hombros y seguí su ejemplo.

...

Entré al aula consciente de que compartía la materia con Emmett y Rosalie, quien no me sacaba la mirada de encima. Podía entender porque Rosalie me miraba en la forma en que lo hacía, después de todo la conversación que había escuchado entre ellos dos todavía hacía eco en mi mente. Me senté en mi banco rápidamente saludando a mi compañero a quien le daba igual mi presencia.

-Buenos días alumnos- saludo el profesor y dio por empezada la clase.

Intente concentrarme en lo que estaba diciendo el profesor y tomar nota de lo que decía, del mismo modo en que mi compañero de banco lo estaba haciendo, pero nunca dejaron de observarme. Cada vez que volteaba por algo podía ver sus miradas clavadas en mi.

No podía evitar pensar que algo sabían, que esa noche se habían dado cuenta que alguien más estaba detrás de la vampiro pelirroja persiguiéndola, y de algún modo lo habían asociado a mi. Capaz me habían seguido hasta casa de los Stanley, pero sabía que era imposible, había tenido demasiado cuidado en la forma en la que llegaba, me había desviado tres veces hasta salir en el dinner que solía frecuentar, para después volver y trepar con dificultad el techo, todo para parecer una adolescente más huyendo sin permiso de nadie por la ventana.

O tal vez era el olor de los dioses que había dejado un rastro más profundo del que había supuesto, me lleve mi remera a la nariz con disimulo, pero no sentí nada fuera de lo normal, jabón de ropa, suavizante, perfume y el olor característico de la casa de los Stanley, una mezcla de madera quemada, canela y vainilla.

Volví a mi cuaderno rezando que la clase terminara lo más rápido posible. 

BLUE MOON ➛ Carlisle Cullen (editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora