Rare beautiful girl.

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Ella estaba harta, harta de todo aquello que la rodeaba, cansada de la soledad en la que se encontraba, perdida en los mares de cuerpos que la rodeaban y que nadie la miraba. Sabia que era antisocial y que la mitad de la culpa era de ella, pero quería con todo su ser que alguien se girase y la viese, que alzase mano en saludo y que ella tímidamente se lo devolviese. Era todo lo que quería, al fin y al cabo nunca lo tuvo por parte de sus compañeros de clase, y por eso ella sentía que los odiaba, ya que gracias a eso, sus únicos y simples deseos no se cumplieron como ella esperaba, nunca pudo ser algo mas grande que un simple átomo entre montañas, nunca pudo conseguir al chico de brillantes ojos verdes agua y sonrisa reluciente que le encantaba, nunca pudo tener una mejor amiga, nunca fue algo mas que la "Niña rara". 

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Cuando decidió terminar su plan de "Desaparecer" sabia que no dejaba a nadie preocupado por ella, ni siquiera su familia, nadie la apreciaba por ser la niña rara del instituto. Mas que a su preceptora que pasaba la lista y era una mujer muy agradable por tener cuarenta y aun ser virgen, y a la portera del insti que cuidaba de ella, mientras tejían y esperaban a que alguien de su familia se dignaran a aparecer por su búsqueda. 

Cuando ella dejo todo atrás, el día fue extraño para todos, algo había dado un vuelco, el instituto se apago, los jóvenes tenían caras demacradas de tristeza, la mayoría de profesores falto y ningún alumno estuvo contento por ello. Cuando la preceptora regordeta, virgen de cuarenta años, llamada Anna paso a tomar lista, se entristeció al leer en vos alta y a todo pulmón sus dos nombres Italianos y su apellido ingles en España "Aria Contessa Cullen" y que nadie le contestara por dos semanas seguidas. Lo mismo paso con la portera Anahil Farra, la señora Farra adoraba con todo su ser a Aria, y al darse cuenta que por  dos semanas seguidas ella no pasaba por su portón y nadie le comunicaba ninguna información sobre su paradero la entristeció, ella adoraba las largas tardes que se sentaban en la puerta de entrada a tejer y a reír de anécdotas chistosas que le contaba la señora Farra.

Y a pesar de todo, ellas no fueron las únicas que se dieron cuenta de su repentina desaparición, sus padres luego de un tiempo disidieron empezar su búsqueda, algunos alumnos cumplieron los deseos de Aria;Recordar a la chica rara de alguna manera, ella por fin cumplió su sueño de estar presente en las mentes de otros y yo, el metalero que nunca se dio cuenta de que ella quería algo con el, que en secreto adoraba su hermosa sonrisa que nadie mas que Farra y Anna podían sacarle, ya que el resto de sus sonrisas eran falsas, adoraba verla escuchar música con sus auriculares e intentar seguir lo rápido que cantaban en ingles, adoraba cada parte de su anatomía, y adore con toda mi alma aquel dia en que ella conecto sus ojos con los míos y comprendí lo que su corazón sentía pero no podía darle lo que ella quería, odie ser de vil, esconderme y que a los días ella desapareciera de mi lado. Se que al menos esta en un buen lugar, y que nunca la olvidare, espero que ella nunca me olvide a mi. - Lo siento preciosa...

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