Cliché

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Como siempre cantando en la ducha como una loca, mientras de fondo escuchaba los gritos ensordecedores de mi estúpido hermano mayor, pero como cada mañana; le restaba importancia a sus gritos, como al echo de si mi voz sonaba bien o no, amaba hacer esto, como amaba mirar la luna acostada en el techo de mi casa.

-FREYA sal del baño mal nacida, cantas espantoso y me estoy orinando!! - Sonreí al escuchar eso, amaba hacerlo sufrir, era como música para mis oídos. -MAMA!! Saca al exorcista de tu hija del baño! - Fruncí el ceño apretando los puños ¿como se atrevía a decir algo así?. Pero de igual manera no me rebaje a su nivel y seguí con mi hermosa ducha mientras cantaba.

Luego de hacerlo sufrir un poco mas, salí del baño enterándome que mi estúpido hermano había ido a orinar al árbol del vecino. No me sorprendió la noticia, Marcus es completamente estúpido, sobre pasa los niveles de inmadurez, como también, dios tuvo compasión con el y le dio una belleza árabe envidiable; morenazo, cabello negro y ojos grises.Un chico de 24 años que hace a cualquier mujer perder las bragas, y no, en ningún momento dije que a mi no me hiciera caer las bragas, así es mi queridos amigos, a mi también a conseguido dejarme con la baba a chorro, pero siempre me toco recordar que es mi maldito hermano.

Pero bueno, con lo que mis ojos veían en este instante agradecía a mi Dios hermoso por haberme dado neuronas, por que aunque ame a mi madre, ella y mi hermano me daban vergüenza ajena.

Mi pelirroja, piel blanca y hermosos ojos azules, que es madre, correteaba a mi hermano con la chancleta en mano por toda la casa y mi mejor amigo se reía de ellos sentado en el sofá esperando por mi.
Me acerque a su lado - Tu familia me encanta - Lo mire rodando los ojos.
- Si lo se, por eso vienes todas las veces posible para comer los postres de mi mama, tomar cerveza en lata de mi hermano, hacerte el bueno conmigo para que mi papa te vea con buena cara y te suba nota en matemáticas y de paso buscas a mi hermana menor por que le tienes ganas. - El con cada palabra que salia de mi boca intentaba cerrarla con su mano, pero yo me hacia para atrás y quitaba sus sucias manos para que no pudiera hacerme callar y de paso molestarlo.
-shhh calla que me mandas al frente con tu familia ¿que clase de amiga eres? - Reí y negué con la cabeza
- No tienes remedio Harrison.
Me acerque a el, que ya se encontraba parado delante mio y le di un beso en los labios, el sonrió y me revolvió el cabello, me tendió la mano para que yo la recibiera y así caminar a la salida, donde luego de abrir la puerta con una sonrisa, la volví a su anterior lugar con cansancio en mi rostro. La cerré de un portazo al ver como mi madre tenia a mi hermano en el suelo mientras lo golpeaba con la chancleta y mis vecinos los filmaban mientras se reían de ellos.
-No me cansare de decir que tu familia me encanta pequeña.

Harrison y yo eramos amigos desde que mi familia y yo, obviamente, nos mudamos a Londres, y justo fuimos a parar al lado de su casa hace ya cinco años.
No fue tan difícil hacernos amigos, el desde que me vio bajar de la camioneta de mi padres se enamoro de mi, si lo se; Soy hermosa hasta los codos.
Fuimos novios por un mes, por que bueno, nosotros chocábamos bastante, lo nuestro no era ser pareja, conciliamos mas como colegas. Así que después de terminar algo que jamas tuvo que pasar decidimos hacer pacto como amigos y después, en poco tiempo, nos convertimos en mejores amigos.
Y no, no es que se halla quedado lo de besarnos por haber sido novios, si no, es que mi familia tiene una manía extraña.

Las personas muy cercanas a nosotras y que apreciamos bastante besamos en los labios, en forma de pico, obviamente si es que queremos y ellos quieren. A Harrison por su lado no tenia problema con ello, es mas, le gusta hacer pensar al resto que tiene una relación abierta, el dice que eso excita mas a las mujeres e incentiva a que ellas quieran salir con el.

Si lo se, es muy raro...

-¿Porque tenemos que venir el ultimo día de clases? - Pregunte cansada, aun no lograba despertarme por completo y el maldito de Harrison abría mis parpados con sus dedos.
-No te duermas -abrí los dos ojos y me encontré con Harrison mirándome como si fuera un peluche, sonreí.

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