13 Balcón.

38 5 3
                                    

Disfrutar de su taza de café mientras escucha la suave y seductora voz de una atractiva mujer, sin duda era la parte favorita de sus noches. Había una atmósfera tranquila con ella después de su repentina propuesta de una cita y su última insinuación, Zeldris parecia estar en algún video juego. Donde ganaba puntos por idear el escape perfecto y perdía puntos porque cada vez que ella invadia su espacio personal.

《Compadezco a Elizabeth》 no puedo evitar repetirse eso una y otra vez cada que Gelda acercaba su rostro al suyo. No se sentia incomodo o acosado es solo que ella parecía disfrutar de verlo avergonzado y eso lo hacía querer salir huyendo.

Su personalidad de Gelda era muy tranquila y seria pero cuando estaban solos se convertía en una adolescente hormonal que lo intentaba seducir.

—¿En que piensas?

—En ti.—Gelda alzo una ceja curiosa, jamas él había dicho algo así.—Pienso que eres una pervertida.

Gelda solto una risa y asintió levando su mano paseando su pulgar por los labios suaves de chico.—No te lo voy a negar, deberías dejarte pervertir un poco, hagamos una locura en tu cama. Quiero deslizar mis manos por toda tu espalda y morder esos dulces labios, ver ese rostro frío e indiferente reflejando pasión y deseo.

—¿Quieres un vaso de agua fría? Creo que lo necesitas.

—No, solo necesito degustar un caramelo duro que se disuelva en mi boca.

—Traere agua.—Gelda se alejo un poco de Zeldris, para verlo caminar por el vaso de agua, no podia apartar su vista de su nuca, aun no veía claramente el tatuaje. Tal vez si necesita el vaso de agua poque cada vez que lo veía solo deseaba lanzarse sobre él ¿qué tenía que hacer para que él cayera?

—¿Cuando termina tu semestre?

—En unas semanas.—Zeldris puso el vaso de agua frente a ella, Gelda lo tomo de la mano para que se  quedará frente a ella.

—¿Cuando tendremos nuestra cita?

—Estas loca.— Zeldris dijo con un poco de indiferencia y partando su mirada.

—Tal vez un poco. Zeldris no desvies tu mirada cuando haces eso  me haces pensar que eres lo más bonito que ve visto y solo quiero besarte.

Zeldris tosió un poco entre avergonzado e incómodo ¿por qué lo trata así? Lo hace sentir como una colegia.

—¿Zeldris puedo besarte?

—Gelda ¿a que veías?

—No esta claro, a meterme a tu cama.—Zeldris rodo los ojos llevándose tu mano al puente de su nariz, ella es descarada.—Broma, te traje esto, no suelo dar las primeras copias de mis libros pero senti la necesidad de dártelo.

Zeldris se quedo paralizado por las palabras de Gelda, volviendo a ver sus ojos carmín. Gelda saco un libro envuelto en papel.

—Ábrelo cuando me vaya. Espero te guste tanto como mi.

—Gracias.

—Si pudieras grabarte mientras lo abres y después me lo envías me harías feliz.

—¿No es mejor abrirlo frente a ti?

—No.

Después de charlar Gelda se fue porque Zeldris de manera sutil le pido que se fuera los coqueteos de ella lo hicieron querer escapar. Observo el libro frente a él y tomo la decisión de abrirlo pero se negaba a cumplir la absurda petición de grabarse, después de renegar y aventar el celular un par de veces lo acomodo para grabarse mientras lo abria. Rasgo papel torpemente sacando el libro, dio un pequeño sobresalto notando la portada parecía un bosque verde cubierto por la oscuridad de la noche. Abrio despacio encontrando una dedicatoria se sonrojo y su rostro ardía ¿que es esto?

Dulce locura.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora