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La única y primer mujer del clan vampírico Real se sentía aprisionada en esos momentos.

No lo decía por la sobreprotección que tenía desde que nació en esa familia, o que los trillizos estuvieran 24/7 cuidandola para que su progenitora no se acerqué a ella, o el hecho de que desde bebé sentía la leve presencia de varios seres rondando alrededor de la mansión contando al familiar peludo de su progenitor.

Sino por eso.

Desde que volvió a la mansión de verano, la cual fue reconstruida en segundos gracias al extraño hechizo que había en ella, su nana se aseguró de darle un baño relajante y cambiarla para estar más cómoda. Dejando atrás a sus hermanos de la misma progenitora que habían vuelto a gritarle al primogénito pero sin destruir la mansión.

Una vez que estuvo cambiada fue apresada nuevamente por el pelirrojo oji verde. Que dijo que debía cuidarla más de cerca o sino un ser inepto se atrevería a robarle su joya al "grandísimo yo", o sea, ore-sama.

Cuando escuchó eso no supo si sentirse halagada por ser llamada joya por alguien como el pelirrojo, sentirse ofendida por ser tratada como objeto o sentirse asustada por la visible sobreprotección y cero libertad que tendría a futuro gracias a la constante presencia de su hermano.

Él ya irrumpía su tiempo en soledad desde que era bebé, pero ahora estaba segura de que incluso iba a dormir con ella casi todos los días y seguirla como un cachorro sigue a su amo.
Aunque él diga que el amo no era ella, todos sabían que la realidad era otra.

En fin, luego de cenar el pelirrojo la "secuestró" y fue a dormir con ella impidiendo que sus otros hermanos estén cerca suyo.

Estuvo largos minutos mirando a la pared con incomodidad porque el oji verde la tenía encima suyo y palmeaba su espalda como si fuera un bebé, excusándose de que era una enana que no había cambiado absolutamente nada desde que nació.

Lo dejó ser ya que por un lado le pareció tierno pero no dejaba de incomodarla porque no tenía espacio o se podía mover como quería.

Hasta que inevitablemente cayó dormida y tuvo que darle la razón al oreo, su cuerpo infantil al parecer aún estaba familiarizado con algunas características de su cuerpo de bebé.

Ella no se dio cuenta pero gracias a que se durmió el quinto príncipe se perdió en sus pensamientos y el hecho de que debía protegerla se hizo más fuerte ante cada escenario trágico que se armaba en su cabeza.

Pero el peligro principal ya estaba acabado, esa mujer jamás le volvería a hacer daño a su hermana. Eran libres, él, Lisanna y sus trillizos.

Más relajado el vampiro también logró dormir sintiéndose tranquilo al oler el aroma de su hermana menor, ese aroma que cambió con el pasar del tiempo pero gracias a que estuvo siempre cerca suyo lograba identificar una leve fragancia dulce que tenía desde que nació.

Era algo extraño, solo entre ellos tres podían identificar al 100% sus aromas ya que desde antes de nacer estuvieron unidos, actualmente a la otra persona que podían reconocer su aroma y el cambio en él era a su hermana menor.
Esa bebé que tenía su misma sangre y era parte de ellos.

Al pasar las horas, la oji ámbar poco a poco fue abriendo sus ojos notando que ahora estaba en la cama apoyando su cabeza en el torso del pelirrojo, que la abrazaba con un brazo, y una de sus piernas estaba encima de su cintura como si estuviera abrazandolo para que no se escape.

Ignorando su leve vergüenza miro el rostro dormido del mayor, asegurándose de no despertarlo se alejó de él y se sentó en la cama viendo que aún seguía durmiendo.

Parece que sí estuvo preocupado y estresado por su desaparición.

Miro hacia el frente buscando una presencia, hasta que la encontró y se transportó.

||𝐋𝐔𝐙 𝐌𝐈𝐒𝐓𝐈𝐂𝐀.||² ⁽ᴾᵃᵘˢᵃᵈᵃ⁾.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora