|22|

2.3K 265 18
                                    

Desde que abrió los ojos en ese nuevo mundo escuchó un nombre extraño y extremadamente largo.

Heinz Sakamaki de Aetherius Nirn.

Sabía que el clan vampiro tenía varias casas en el, en la actualidad solo quedaba la casa Heinz en la cual solo su líder y su heredero podía tener ese apellido además del de su clan.
Los demás integrantes del clan debían de tener el apellido Sakamaki, ella fue un caso extraño ya que al parecer ante su apariencia el líder del clan decidió darle el apellido tanto de su clan como de su casa.

Haciendo dudar a todos de la decisión del rey sobre su heredero.

Dejando eso de lado, aún no lograba entender lo que significaba Aetherius Nirn para ese clan.

Ninguno se lo había explicado y no encontró nada en los libros que tenía, pero sí sabía que esos apellidos o nombres también solo podían tenerlo los líderes del clan y de la casa Heinz junto con su heredero.

No sabía nada de ello, hasta hace unos momentos.

'-estás en Nirn'.

La voz casi inaudible de ese hombre desconocido volvió a azotar su mente recordando ese paisaje magnífico y tan pacífico que la hizo sentir tan tranquila como nunca se sintió.

Ese sitio tan hermoso era Nirn?, acaso ese..su clan provenía de ese lugar?, cómo seres tan oscuros y sádicos podían provenir de un lugar tan celestial y sublime?.

-alteza.

El susurro de su nana no logró hacerla salir de sus pensamientos pero sí logró escucharla, fue como un susurro lejano.

Parecía perdida, hipnotizada, tan silenciosa y sin reacción alguna más que mirar la luna, perdida en su brillo, recordando la calidez y la paz de ese lugar.

Como si su ser estuviera anhelando volver a ese sitio.

Ignoraba la punzada en su garganta, ignoraba el cansancio en su cuerpo, ignoraba sus pies fríos por estar descalza, su largo cabello húmedo y frío por la brisa nocturna, su camisón hondear junto a sus hebras onduladas.

Era...era tan extraño y preocupante para la vampiresa noble que miraba a la pequeña niña que cuidó desde que llegó al mundo.

Lisanna no entendía nada, sentía que todo su interior estaba hechizado por algo, por sus pensamientos, sus emociones que no comprendía, su...su voz que susurraba más y más preguntas.

Y a su vez, en esa incertidumbre, esa tranquilidad que se parecía más al cansancio, solo sabía que no sentía nada y sentía un curioso vacío.

No lo entendía.

Podía ver todo con tanta lentitud que podría preocuparle pero no sentía nada, solo seguía mirando la luna perdida en sus pensamientos, sintiendo tan ligero sus emociones cambiar hasta no llegar a sentirlas, siendo solo una niña hipnotizada por esa luz mística.

Qué se hace cuando no se siente nada, cuando se siente un vacío interminable, cuando sentís que solo sos parte de un trayecto sin fin que no te da ninguna explicación de tu destino y tu existencia.

Qué se hace cuando estás tan perdido que ni siquiera reaccionas ante aquello que más dolor y amor te causó en el pasado.

Ya no había nada que la hiciera reaccionar, y era tan, pero tan aliviador, un alivio que parecía llenar su cuerpo y por fin podía sentir algo.

-alteza -la vampiresa se acercó alarmada al ver una lágrima caer por uno de los orbes de la princesa.

Pero aún así no la miro, sus orbes dorados estaban tan brillantes, un brillo suave y cristalino que lucia encantador y angelical ante el brillo nocturno, pero solo fue preocupante para la vampiresa mayor.

||𝐋𝐔𝐙 𝐌𝐈𝐒𝐓𝐈𝐂𝐀.||² ⁽ᴾᵃᵘˢᵃᵈᵃ⁾.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora