2-[Beso]

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Uno de los payasos se encontraba extrañamente molesto. Hace unos días hubo una tormenta, y por no poder seguir su entrenamiento, sentía que sus habilidades se oxidaban.

Ahora que tenía la oportunidad de hacer algo en un día soleado, no tenía ni idea de qué practicar realmente.
Su padre lo había citado ese mismo día, y ya había llegado el momento de ir a su encuentro.

Negó con su cabeza cualquier idea que se asomaba, tomando sus cuchillos y guardándolos en ese bolsillo celeste que traía consigo a su lado.

Inició camino hacia el lugar correspondiente, que, dado al montón de cosas halladas en el camino, eran señales de que iniciarían un entrenamiento.

La caminata se le hacía eterna, pero de todos modos llegó, aunque por culpa del calor, algo sudoroso.

Se acercó a su padre, mirando cómo se tomaba un jugo de frutas mientras disfrutaba sentado en una silla con el quitasol.

Popee tocó con la punta del dedo la mejilla de su padre, robándose su atención.

--Ah! Por fin llegan.. Llegas, ¿solo?.. Pensé que Kedamono vendría contigo-- Mencionó confundido ante su hijo.

--Yo pensé que ya estaría aquí.--Dijo el otro pensativo, mirando hacia el piso sin mover la cabeza.--Voy a ir a buscarlo, No me sorprendería si es que se encontró con un pollo a mitad del camino.--Agregaba con seriedad, empezando a regresar por donde vino.

No quería estar con su padre. De cierta manera, el mayor arruinaba los días de su hijo por costumbre. Se ahorraba el pasar más tiempo con el hombre si utilizaba alguna excusa.

El dicho padre solo suspiró, y negó con la cabeza cruzado de brazos.

Notó que algo había cambiado ligeramente en la infantilidad de Popee, sabía que algo estaba mal, y quería averiguar qué era lo que había sucedido. La idea de que el rubio estubiera ocultando algo no se le hacía desaparecer.

Cambiando con el lobo de pelaje azul, se encontraba sin ganas de salir.
Sin siquiera moverse, bostezaba una y otra vez, re-moviéndose con una ligera molestia al no poder hallar la posición perfecta para dormir.

Este solo deseaba seguir durmiendo plácidamente, pues se encontraba solo y tirado en su típica sábana.

Escuchó unos pasos conocidos acercarse a su tienda, los cuales le alertaban. Una irritada voz realizaba su aparición.

--Kedamono, No tengo todo el día, sal ya.--Ordenaba acercándose a ese bulto acumulado entre las sábanas con la forma del ya mencionado.

Éste no respondió, se quedaba dormido ignorando la presencia del otro con ligero temor de que le hiciera algo. Realmente no lo ignoraba porque quisiera, si no que sus párpados se cerraban solos y su boca se negaba a moverse o a estimular sonido alguno.

--...¿Kedamono?-- el de chasquillas se acercó lentamente con el mínimo ruido posible. Era como si los pasos aligeraran bastante, impidiéndole al lobo percibir lo que el menor hacía.

Las manos del rubio se recargaron sin fuerza en el azulado cuerpo de costado.

No pasó desapercibido por el lobo, lo conocía desde hace mucho y leía casi todos los pasos que el rubio podía hacer, pero a pesar de conocerlo mejor que nadie, a veces las acciones eran un misterio.

Mantenía su respiración calmada, subiéndo y bajando el pecho con lentitud. Le era difícil esconder las pequeñas constracciones en su reacción facial.

Al menor le llamaba mucho la atención ese pelaje, la curiosidad por él no era pasable. "¿Cómo sería Kedamono si fuera un humano?" Se preguntaba en sus pensamientos.

30 días de OTP - Popee x Kedamono.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora