8-[Felación]

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--¿Por qué? ¿Quieres morderme?--El oji-celeste preguntó hechando su cuello hacia un lado, y mostrando una piel limpia excepto por el chupetón que ya desaparecía.

El azulado quedó semejante a una roca al oír la propuesta del contrario, sin mover ni un músculo, pero quedándose a pensar en ello.

No era novedad que recientemente el rubio esté haciendo ese tipo de bromas con frecuencia, pues su comportamiento estaba basado en agresividad, y molestar.

--Solo bromeo.--Pronunció retirándose del lugar, probablemente para buscar un libro de trucos.

El híbrido lo observó alejarse, sintiéndose un poco confundido de sí mismo. Pero ¿Por qué estaría confundido?

Bueno, hay algunas veces en las que sí le gustaría hacer todo tipo de cosas con su pareja, pero habían cosas que lo hacían preguntarse sobre que tal vez podría añadir algo de menos suavidad al asunto, puesto que la delicadeza tampoco parecía ser parte del rubio.

Admitía la curiosidad por el asunto, y el cuerpo humano en sí era más difícil de manejar de lo que alguna vez pudo creer.

Después de esa noche, en la que recibió el "regalo" del rubio, supo que el masturbarse ya no sería suficiente.

El regalo que le dio el rubio fue notablemente algo que le hizo saber que quería más de él. Con cada atrevimiento que recibía del menor, más difícil era satisfacerse individualmente.

Despertar algún instinto en un híbrido, era comúnmente dificultoso, y ese premio ya se lo ganó el oji-celeste.

Usualmente habría movido con nervios sus manos en negación, sintiendo su rostro harder por la propuesta del menor y, mas sin embargo, ahora de verdad quería hacer eso.

Ahora no se atrevía a negar algo tan placentero como lo que se podía hacer en un cuerpo humano, lo consideraba algo único.

Le avergonzaba estar teniendo esas ideas en su mente, pero simplemente no podía sacarlas así como así, su mente y cuerpo eran un caos.

Cambiando de punto de vista, el rubio simplemente ya no sabía qué hacer. Creía que sus intentos para que el mayor incrememtara la exitación sobre él estaban funcionando de forma muy lenta, y él quería avanzar.

Claramente también tenían sus momentos en los que había una que otra navaja de por medio, pero eso no significaba que los momentos lindos dejaran de serlo, y tampoco por los momentos eróticos entre la pareja.

En sí, lo que buscaba el rubio era un punto de quiebre en el mayor.

El contacto que, obligaba a no poder tocarlo solo para mantenerlo como si fuera un globo el cual llenaba de aire siempre que encontraba la oportunidad, y esa era la razón por la que las peleas disminuían.

Simplemente probaba otro tipo de tortura, un tipo de tortura que no consista solo en lo físico.

El poder darle un "reto" al azulado, que básicamente trataba de presentarle su cuerpo dispuesto, del que el mayor no podría cruzar una valla, siendo la valla la misma voluntad del mayor.

Mas lo bueno que resultaba ser Kedamono no permitía cruzar esa valla sin importar qué tan ausente esté.

Tal vez tendría que hacerle saber con palabras, pero dudaba mucho de si Kedamono, siendo él mismo, sabría cómo manejar todo sin la capacidad del celo.

Dejó de rebuscar entre las páginas del libro, para dejar surgir una idea. Sonrió con malicia, y dejándo de estar en cunclillas volvió a donde el menor estaba.

--Keda~--Dijo el rubio, tomando desprevenido al mayor, quien resaltó al oír la voz cerca de su oreja.--Te tengo una sorpresa.--

De la cara del lobo surgió preocupación, sus experiencias con las sorpresas explosivas no eran muy llamativas.. Pero las otras, eran "desgarradoras".

30 días de OTP - Popee x Kedamono.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora