Cap 8

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Gakushuu sintió un escalofrío recorrer  su espalda. Aquí venía el primer rechazo y el más grande de todos; el que más le dolería durante toda su vida.

—Será difícil, pero bueno, ha sido tu decisión—dijo Gakuho.

Gakushuu abrió sus ojos como platos, su padre lo había aceptado. ¿Lo había escuchado mal? No, él tenía un oído perfecto y su padre solo estaba a cinco pasos.

Gakuho se levantó de la silla para rodear su escritorio y después abrazar a su hijo. Al principio el rubio fresa se tensó, hace años que no recibía un abrazo de su progenitor y este se lo había dado cuando más lo necesitaba; probablemente eso no volvería a pasar hasta dentro de muchos años más, pero ese pequeño gesto, una vez cada diez años, lo apreciaba más que uno cada día sin un padre que se tomara enserio su educación, su salud, su futuro, sin tomarlo en cuenta a él. Gakushuu le devolvió el abrazo.

—Si lo primero que haces es llorar, no creo que lleguemos a donde quieres.

¿Estaba llorando? No se había dado cuenta, simplemente apretó el chaleco de su padre haciendo que este lo abrazara más fuerte.

—Te va a costar mucho, pero si aceptas que te ayude por mucho que te cueste, voy a conseguir que la voz de ningún alfa te afecte, que el celo se vuelva parte de ti y no un obstáculo para toda la vida, voy a conseguir que todo lo que has aprendido te sirva aunque tu físico sea más débil, que destaques, y aunque al principio tengas que ocultarlo hasta conseguir un punto en el que tu casta no afecte tu vida diaria llegará un momento en que lo puedas gritar a los cuatro vientos, y aunque todo el mundo lo sepa nadie podrá rivalizar contigo. ¿Estas dispuesto a ello?

—Sí... gracias.

Los Asano se separaron de ese abrazo reconfortante sabiendo que no volverían a tener uno igual hasta dentro de un tiempo, pero no hubo remordimiento. El presidente del consejo estudiantil sabía que su padre era frío, cruel, manipulador, borde entre otras cosas, pero a la hora de la verdad no podía quejarse de nada; Su padre estaba ahí para él.

Gakushuu salió del despacho de su padre y se dirigió a su casa. El director se quedó a terminar el papeleo.

Gakushuu llegó a su casa, se bañó, un baño largo que le ayudó a relajarse. Cuando terminó se puso un pijama de color amarillo que contrastaba muy bien con sus ojos amatistas, como ese día no había deberes se tiró a la cama, agarró su móvil y llamó a cierto castaño que sabía que se moría por saber lo que había pasado entre su padre y él.

Llamada entre Ren y Gakushuu:

Ren: ¡¡¡Gakushuu!!! ¿Cómo te fue con tu padre? ¿Al final eres omega o qué? ¿Necesitas una tarrina de helado, una manta y una película?

Gakushuu: Ren, Ren, Ren.

Ren: ¿Qué?

Gakushuu: ¿Qué tal si vienes a mi casa, te lo cuento todo, vemos una película con esa tarrina de helado gigante que vas a traer y te quedas a dormir?

Ren: Me parece bien.

Gakushuu: Te espero.

Ren:: Estoy en cinco minutos. Adiós.

Gakushuu: Chao.

Fin de la llamada.

Gakushuu espero a que llegara su amigo. No tardo mucho, llegó en diez minutos, pero supuso que al comprar el helado se le duplicó el tiempo ya que vivían a una cuadra, sus casa estaban literalmente a cinco minutos.

Dato curioso es que la casa de Karma estaba a dos cuadras, pero aún así nunca habían coincidido de camino al instituto. Cuando Ren se lo dijo a Gakushuu el rubio fresa simplemente dijo que probablemente era porque salían a diferentes horas, el pelirrojo o salía tarde al instituto porque simplemente era un vago y le daba igual, o salía más temprano para poder llagar a tiempo ya que tenía que subir la montaña, —Gakushuu supuso que era la primera—.

—Hola Shuu—saludó su amigo mientras pasaba a la mansión de los Asano y se quitaba los zapatos.

—Hola, sube a mi habitación, voy a por tres cucharas dos platos y subo detrás de ti.

—Va, te espero.

Que mi especie sea débil no me obliga a mi a serlo (Karushuu omegaverse)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora