Player Boy | Connor Payton

07.Ligar

Narra Connor

Ya era la hora de salir para la cafetería.Bajé las escaleras y me encontré con mi madre en la cocina limpiando la encimera.

—¿A dónde vas?–.Me pregunta dejando el trapo.

—He quedado con gente del equipo para ir a la cafetería de aquí al lado.

—¿Con quiénes?

—Con Harlan y Daphne.

—Asi que, ¿Daphne entró en el equipo?

—Sí, mamá, voy a llegar tarde, me voy.

—No llegues tarde a casa, ¡hasta luego!

Salgo de la casa y empiezo a caminar, la cafetería está a unas dos calles de mi casa, así que no hay mucho camino. Cuándo estoy a punto de llegar veo a Daphne hablar con un chico y me paro en la esquina, veo como se despide y empieza a caminar hacia la cafetería, hago lo mismo y llegamos al mismo tiempo.

—Lo siento por tardar, me he encontrado con un amigo y me he entretenido–.Se disculpa la castaña sentándose.

—A mí me ha interrogado mi madre.

—No os preocupéis, no llevo mucho aquí–.Nos dice Harlan encogiendo se de hombros–.Por cierto, ¿Habéis visto las noticias?, Sobre todo tú, Connor.

—Ah sí ¿lo de Sean Payton?

—¿Qué ha pasado con mi padre?

—¿Sean es tu padre?–.Pregunta sorprendida Daphne.

—Sí...–.Nunca sé que responder cuando me preguntan con él, quiero decir, la gente se espera que lo diga con ilusión por ser famoso o algo así pero no es guay que te abandoné tu padre por entrenar a un equipo de desconocidos.

Y la mesa se queda en silencio.

—Voy a pedir, ¿Que queréis?–.Daphne pregunta levantándose.

—Yo un batido de fresa–.Pide Harlan.

–Uno de chocolate–.Le digo con media sonrisa.

La castaña se va hacia dentro y la sigo con la mirada todo el camino.

—Se está esforzando, Connor, empezasteis con mal pie y te ha invitado, no la trates así.

—Lo sé, sólo que me cuesta hablar de mi padre–.Respondo sin quitar mi vista de Daphne.

—Mira, no entiendo vuestro rollo de ir peleandós siempre, pero si te parece atractiva intenta ligar y sino por lo menos conócela.Mirate, dudo que necesites mucho esfuerzo para que una chica se fije en tí, eres guapo, las cosas como son.

—Puede parecerme atractiva y no por eso me la voy a ligar, está en el equipo y su padrastro es el entrenador, ¿sabes cómo de mal puedo acabar si le hago el mínimo daño?–.Pregunto viendo cómo la chica paga.

—Haz lo que quieras, pero yo te apoyo ahí, la miras mucho.

—Lo que tú digas, pero cállate que ya viene.

Daphne deja los dos batidos de chocolate y el batido de fresa en la mesa y se sienta.Le acerco un billete de cinco dólares y ella lo devuelve al frente mío.

—No hace falta, invito yo.

—No hacia falta, pero gracias.

—A ver, ¿Qué nos tenías que contar?–.Pregunta mirando a Harlan.

—Eh...A ver...Puede que me parezca atractiva una chica y no sé qué hacer, ni siquiera sabe que existo.

—Si te parece atractiva intenta ligar–. Repito lo que me ha dicho hace unos pocos minutos.

—Bueno, también puedes aprovechar que haces deporte e invitarla a un partido, a las chicas nos encanta eso, o por lo menos a mí.

—¿Por eso tanta insistencia en unirte al equipo? Daphne, me siento halagado–.Bromeo rezando porque no se lo tome a mal.

—Ay cállate–.Dice riéndose.

—¿Podéis dejar de ligar y ayudarme?

—Yo ya te he dicho mi consejo–.Se libra diciendo Daphne, ahora Harlan me mira a mí.

—Yo opino lo mismo, si a la chica le gustan deportistas es lo mejor que puedes hacer.

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H

ace un rato habíamos acabado y Harlan ya se había ido porque vivía cerca, dejándonos a Daphne y a mí sólos.

—¿Vives muy lejos?–Le pregunto.

—Oh sí, pero no te preocupes he venido sola.

—Si quieres te puedo acompañar.

—¿Vives muy lejos?

—No, puedo ir y volver tranquila.

—Pues si quieres.

Y así empezamos a andar calle recta para arriba, ella iba un poco más adelante para indica por dónde era y yo iba siguiéndola.

—No quería incomodarte cuando te pregunté por Sean–.Suelta Daphne de repente, sorprendiéndome sinceramente.

Te está mirando, responde.

—Oh, no te preocupes, no sabías que no me gustaba hablar del tema.

—Vale...

Y vuelta al silencio, al llegar al final del camino hacia adelante fuimos por la derecha que llevaba a una calle llena de casas y coches aparcados.

—Es aquella blanca, ya estamos al lado, solo quedan dos casas.

La chica señala una casa y ve algo porque se vuelve a girar para mí.

—Esta el coche de Troy, ¿Quieres pasar a saludar?

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Y os dejo así, lo siento.
Tarde más porque el capítulo se me borró y me gustó mucho como había quedado así que lo tuve que reescribir con lo que más o menos me acordaba.
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