•CAPITULO 11• "Siempre ella"

841 49 4
                                    

SONG: SHE GETS A FLOWERS – BETH MC CARTHY

"Soy tan vulnerable junto a ti que en tan solo instantes podrías reducir mi corazón a cenizas"

MICHAEL BROWN

Me desperté confundido cuando sentí algo, o mejor dicho alguien sacudirse encima de mí.

Abrí los ojos con recelo y descubrí que la rubia no había tenido ningún reparo en quedarse dormida sobre mí y aquello no me molestaba en absoluto, pero claro, no podíamos disfrutarlo debido a que alguien tuvo la maravillosa idea de interrumpirnos.

Tres golpes en la puerta obligaron a la rubia a despabilarse.

Así que por eso se había despertado. Ella se levantó a ver de quien se trataba y yo me quedé con los ojos cerrados en el sofá, donde podía oír la conversación.

—¿Agnes Wilson? — dijo una voz masculina

—Es mi madre— respondió ella algo adormitada

—Necesitamos hablar con ella.

Insistió el hombre con un tono bastante desagradable.

Abrí un ojo mirando la puerta, como se atreviera a volver a usar ese tono...

—No está en casa

—Bien, como sea muñeca

¿Cómo demonios la había llamado?

—Tienen cinco días para desalojar la casa—

¿Eh? ¿Seguía dormido?

—¿Disculpa? — preguntó la rubia confundida, el oficial bufó

—Muñeca no tengo todo el día para explicártelo.—

Masculló de manera despectiva y eso colmó mi paciencia,

Me levanté del sofá y me paré frente a ambos.

—Pero me temo que no está siendo muy claro oficial— la rubia volteó a verme —Así que en lugar de utilizar apelativos idiotas para dirigirse a ella ¿Por qué no se toma el tiempo de explicarnos a ambos? — carraspeó nervioso

—Como le estaba diciendo a la señorita— bufó —Tienen que desalojar el lugar antes del lunes siguiente.

—¿Por qué? — atiné a decir

—Porque hipotecaron la casa.

Tiene que ser un puto chiste.

—La dueña le pidió un préstamo al banco, hace ya un año y todavía no se ha abonado ni un solo pago, así que deben abandonar el establecimiento.

Brooke no hablaba, ni siquiera lograba emitir sonido alguno, por un momento creí que iba a desmayarse, pero no lo hizo.

El oficial se despidió de ambos y la rubia permanecía estática en el mismo lugar, como si su cabeza estuviera contemplando miles de escenarios diferentes, como si necesitara barajar cada posibilidad existente en el mundo.

—Rubita— la llamé, ella suspiró

—Necesito que te vayas Brown— dijo sin mirarme

—Oye...— intenté tocarla

—No necesito tu lástima Brown, ahora vete.

Espetó apartándose enfado

—Yo no...

—Joder, ¿es que no lo entiendes? — señaló la puerta

—No— dije rotundo

—¡Vete! — gritó yéndose al patio trasero

Error inevitable (2) [EN PROCESO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora