•CAPITULO 25• "Todo lo que somos juntos"

481 25 1
                                    


SONG: THERE FOR YOU - MARTIN GARRIX, TROYE SIVAN

"Se nos impidió mucho tiempo descubrir lo que podíamos llegar a ser, llegó la hora de descubrir lo que podemos llegar a ser juntos"


MICHAEL BROWN

El viaje se hizo eterno o quizás así fue para mi, esperaba que en las próximas horas el estado de mi hermana no empeorara, porque de ser así no me enteraría hasta aterrizar. Brooke estaba recostada sobre mi hombro, se quedó dormida cuarenta minutos atrás, no la culpaba, veníamos de una noche complicada, apenas habíamos podido dormir unas pocas horas. Y el hecho de que ella durmiera me permitía a mí poder estar a solas con mis pensamientos.

—Estará bien Mike, tu hermana es una guerrera— intentó serenarme mi tío.

Y era cierto, Maia luchaba contra todo, lo hizo desde pequeña, luchaba más por Amy y por mi que por ella, siempre protegiéndonos y asegurándose que no nos alcanzarán las consecuencias del ambiente al que pertenecíamos.


Era seis de diciembre. Mi cumpleaños número once y yo solo deseaba que me regalarán unas zapatillas de ballet. Pero en cuanto sugerí la idea, mamá gritó espantada, dijo que eso era para niñas y que no volviera a pedirlo. Aun así yo soñaba con bailar, me encantaba ver en mi computadora a todas esas bailarinas volando por los aires y a los chicos sostenerlas mientras lograban sus propias piruetas, el público aplaudiéndolos, ellos haciendo reverencias. Anhelaba eso más que nada en el mundo, pero al parecer no podría tenerlo.

Rubita no había podido venir, dijo que estaba enferma en su casa y eso me puso triste, ya que era la única amiga que se me permitía elegir. A la fiesta llegarían las hijas de los amigos de mis padres, hijas de personas importantes como políticos o celebridades, personas que no conocía ni me interesaba conocer.

Odiaba estar aquí. Mamá me había obligado a usar un traje de tres piezas, con moño incluido. Era incómodo, me hacía picar los brazos.

Solo quería volver a casa, ver una película y llamar a rubita para saber como estaba. Quizás pasar a verla, no sé, cualquier cosa que no fuera estar en medio de adultos. Se suponía que era mi cumpleaños, pero la fiesta no estaba destinada a mi disfrute, ni siquiera el pastel era de chocolate, mamá dijo que sería de vainilla, porque el chocolate no era nada elegante.

Mis hermanas llevaban una hora intentando acercarse para verme, pero mi madre siempre las interceptaba para presumirlas ante personas importantes, como si fueran una especie de trofeo. Aunque eso había sido media hora atrás, llevaba rato sin verlas.

—¿Qué le ocurre a mi niño? — preguntó mi tía acuclillándose a mi lado —Deberías estar feliz cariño, es tu cumpleaños.

Me encogí de hombros.

—No parece que sea mío— murmuré en voz baja —Nada aquí me gusta.

—¿Quieres que nos vayamos?

—No puedo hacer eso. Mamá va a matarme.

—¿Qué importa? Es tu cumpleaños corazón, puedes hacer lo que quieras.

—¿En serio?

Ella asintió y me llevó fuera de la casa a escondidas de mamá, mis hermanas junto con el tío Robert esperaban fuera.

Error inevitable (2) [EN PROCESO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora