Capítulo 4: Primer encuentro

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Atenas, Grecia. 03/05/xxxx

Un pequeño Mu de apenas siete años de edad se encontraba jugando solo en la sala de su casa, después de volver de la escuela, cuándo el sonido de un camión estacionandose llamó su atención.

Dejó los juguetes sobre la alfombra y se acercó a la ventana que daba a la calle, observando un camión de mudanzas. No entendía porqué ese camión estaba ahí, casi enfrente de su casa, pero entonces escuchó la voz de su padre.

- Vaya, así que al fin tendremos vecinos.- Le dijo su padre, mirando a su lado por la ventana.- ¿Quieres ir a saludarlos, Mu?

El pequeño peli-lila miró a su padre. Siempre había sido un niño bastante tímido y temeroso para hablar con las personas.

- Quizás tengan niños y puedan llevarse bien.- Insistió Dohko, acariciando el cabello de su hijo.- Me caen bien Camus y Shaka, pero creo que no te vendría nada mal hacer más amigos.

Mu finalmente solo asintió tímidamente.

- ¡Perfecto!- Le sonrió el mayor.- Pero antes será mejor que recojamos tus juguetes, ya sabes que a mamá no le gusta nada el desorden.

Mu asintió, y él y su padre pusieron manos a la obra para recoger todos los juguetes lo más rápido posible, y después de unos minutos, salieron de casa.

Dohko tomaba de la mano a su hijo mientras caminaban, hasta llegar a la entrada que separaba la propiedad de la calle. Ambos salieron, y dieron unos cuántos pasos, hasta llegar a la cerca de la casa de al lado.

- ¡Hola, qué tal!- Saludó Dohko a uno de los nuevos vecinos, un hombre bastante alto y fornido de cabellos rubios.- Parece que seremos vecinos.

- ¡Qué tal!- Le respondió el más alto con una amable sonrisa.- Es un gusto conocer a los vecinos.

Mu estaba algo nervioso por la estatura del vecino nuevo. Nunca antes había visto a alguien tan alto, y que los nervios lo invadieran fue inevitable, terminando escondiéndose detrás de su padre.

- Vivimos en la casa de al lado.- Añadió su padre.- Mi nombre es Dohko, y él es Mu, mi hijo.- Los presentó Dohko, poniendo más nervioso a Mu.- Mi esposo está trabajando, pero ya no debería tardar en llegar, así que quizás también lo conozcan hoy.

Dohko hablaba hasta por los codos, y Mu solo podía pensar una y otra vez que no debió asomarse a la ventana, y quizás así no estaría metido en esa situación.

- Soy Ox.- Se presentó el otro adulto, estrechando la mano de Dohko.-

- Un gusto.- Sonrió Dohko.- Y dime, ¿mudanza de soltero o familiar?

- Familiar.- Respondió con una sonrisa el rubio.- Mi Omega y yo también tenemos un hijo.

- ¿Oíste eso, Mu?- Le dijo Dohko a su hijo, y en ese momento Mu quiso salir corriendo directo a casa, sabiendo lo que vendría a continuación.- ¿Y qué edad tiene el pequeño?

- Cumplió siete años hace poco.

- ¡Qué coincidencia!, Mu también cumplió siete hace un par de meses.

Mu no pudo soportarlo más. Sabía lo que su papá tenía en mente, y no le gustaba nada la idea. Así que, aprovechando lo parlanchines que eran ambos adultos, y motivado por los nervios, intentó escaparse, corriendo de vuelta a casa, pero su intento de escape fracasó miserablemente cuando Dohko le tomó de la mano.

- ¿Necesitan una mano con la mudanza?- Se ofreció Dohko a ayudar, sin soltar la mano de su unigénito.- Las mudanzas siempre son una carga, y nunca sobran manos. Además, quizás los niños así puedan conocerse, y tal vez hasta volverse amigos.

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