Un tiempo pasó desde aquel día, dónde lograron acercarse un poco más. Cada día, la distancia que el accidente y sus secuelas habían creado, se hacía más pequeña.
Ahora, el día que tanta incertidumbre y temor, pero a la vez emoción e ilusión les había generado durante los últimos meses, finalmente había llegado. En la madrugada, Mu comenzó con las primeras contracciones, así que llamaron a sus padres cuánto antes, y todos se movilizaron.
Nadie durmió durante la noche, contando el tiempo y registrando la duración e intensidad de las contracciones, en espera de que el momento de ir al hospital llegara.
Dicho momento ocurrió cerca del amanecer, siendo Alde y Shion quienes acompañarían a Mu al hospital, mientras Izo, Ox y Dohko tenían la responsabilidad de quedarse en casa con Kiki.
- ¿Estás bien, mamá?- Preguntó el pequeño pelirojo, nervioso por el estado de su madre.
- Sí, Kiki. No te preocupes.- Sonrió el Omega, aguantando el dolor en el abdomen, que se extendía hasta su columna.- Pórtate bien, y nos veremos más tarde, ¿de acuerdo?
Kiki asintió, para después darle un abrazo al peli-lila, y por fin, dejarlos partir.
Shion tomó la iniciativa de conducir, mientras que Aldebarán se quedó en el asiento trasero, acompañando a Mu.
No supo porqué, pero su primer instinto fue tomar la mano del peli-lila y acariciar su cabello. Mu alzó su mirada, apretando los labios, en un visible intento de contener los gritos que seguramente quería soltar en ese momento por el dolor que debía ir en aumento.
- Tranquilo. Todo estará bien.- Murmuró, acariciando su rostro, limpiando una pequeña lágrima que se le escapó al Omega.- Eres muy valiente por ser capaz de aguantar esto. Pronto terminará, y estarás bien.
Mu solo asintió en silencio, apretando inconscientemente la mano de su Alpha. Sabía que quizás su Alpha podría tener algún recuerdo fugaz del día que nació Kiki, pero en ese momento sentía que si siquiera intentaba hablar, terminaría gritando, y lo que menos quería era ponerlo nervioso. Así que hizo su mayor esfuerzo por controlarse, y tener fé en que Alde podría analizar sólo cualquier recuerdo que le llegara.
Por su parte, el Alpha de cabellos castaños no estaba seguro de la razón, pero sentía que ya había vivido algo similar en el pasado. Mu le había contado muy a grandes rasgos sobre el día que nació su primogénito, pero no tenía mayores detalles al respecto. Fuera de la forma que fuera, en ese momento su prioridad era que Mu se sintiera seguro, apoyado y tranquilo, y que todo saliera bien.
Durante todo el trayecto, no soltó de la mano a Mu, mientras le susurraba que todo estaría bien, y peinaba los cabellos que se pegaban a su frente por el sudor, todo con el fin de ayudarlo a relajarse y aguantar el dolor.
Cuando finalmente llegaron, el peli-lila fue llevado en una silla de ruedas al área de maternidad. Era notorio el esfuerzo que Mu estaba haciendo incluso para ponerse de pie y cambiarse la ropa que llevaba por una bata de hospital. Alde no dudó en acercarse a él y ayudarlo, siendo su punto de apoyo, y también para quitarse la ropa y colocarse la correspondiente.
Un médico se encargó de hacer el chequeo correspondiente, diciendo que aún faltaba un poco y debían esperar por unos minutos más.
Y mientras el momento aún no llegaba, Mu hacía lo que podía para no asustar a su Alpha, a pesar de que las contracciones estaban llegando a un punto de dolor bastante fuerte.
Aldebarán notó las expresiones de Mu, y como incluso apretaba con fuerza la barandilla de la camilla, se mordía los labios y cerraba los ojos con fuerza, todo tratando de no gritar.
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Amnesia
FanfictionEn ésta vida existen palabras que te pueden destruir por completo con solo escucharlas... Él jamás lo había lastimado de ninguna forma, pero esa vez... Aquellas simples e inocentes palabras fueron suficientes para destrozarle el corazón. »» ¿Quién e...