Capítulo 15

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Davina

Hoy el entrenamiento con Enzo fue más relajado. No hubo roces ni tampoco me lastime la muñeca. Él se veía igual o más guapo que el día de ayer, su olor masculino, y sus brazos fuertes son algo de otro mundo. Cada día me gusta más y es algo que no quiero que pase.

Quitando esos pensamientos de mi mente, término de arreglarme para la cena de bienvenida de mi abuela. Decidí ponerme un vestido sencillo azul cielo que me llega a la mitad de mis muslos. Me puse unas bailarinas y me dejé el pelo suelto. Como siempre me hice un maquillaje sencillo y me puse mis accesorios. Cuando estoy echándome perfume escucho el timbre sonar, así que me apresuro y bajo. Al llegar a la sala veo a Enzo vestido con una camisa de botones blanca y un pantalón de color crema. En sus manos veo que trae dos ramos de flores. Uno de rosas blancas y el otro de tulipanes de diferentes colores.


- ¡Hola! – lo saludo sonriente

- Hola, estás preciosa – me dice sonriendo – Estas son para ti – me tiende un ramo de rosas blancas – Y estas son para tu abuela – dice alzando los tulipanes


- Son preciosas, no tenías por qué molestarte – digo agarrando las rosas y admirándolas. Amo las rosas blancas

- Es un placer hacerlo – dice


- Gracias – digo sonriendo – Iré a ponerlas en un florero en mi cuarto, ahora vuelvo – salgo corriendo rápido a mi cuarto

Cuando termino de ponerlas en un florero en mi mesita de noche bajo de nuevo a la sala. Al llegar a la sala veo como Enzo le entrega el ramo de tulipanes a mi abuela y como ella le sonríe complacida.

- Gracias muchacho, no tenías que molestarte – dice mi abuela


- Solo es un pequeño detalle – dice

- ¡¡¡Abuela!!! – la llamo feliz bajando las escaleras

- ¡¡¡Mi niña hermosa!!! – exclama mi abuela igual de feliz abriendo sus brazos para mi

- Te he echado tanto de menos – digo abrazándola fuertemente

- Y yo a ti hermosa – dice dándome un beso en la frente – Ya me enteré de lo que ha pasado mi niña ¿Cómo estás? No me gusto para nada que no me hayan dicho nada hasta ahora

- Lo siento abuela, es que el abuelo me contó lo feliz que estabas con tu curso de repostería que no quise arruinarte, eso – digo haciéndole un puchero

- Aun así, jovencita, debías decírmelo de inmediato, sabes que no hay nada más importante para mí que mi familia

- Lo siento

- Está bien mi niña, pero ya sabes lo que tienes que hacer para la próxima

- Esperemos que no haya próxima madre – interrumpe mi padre – No soportaría otra situación como está sin entrar en la completa locura

- Tiene razón tu hijo, mi estrellita – dice esta vez mi abuelo – Por cierto, ¿Dónde está tu hermano? – le pregunta el abuelo a mi padre

- Debe estar por llegar – dice – Vayamos al jardín en lo que llega

Mi padre se acercó a mi hermano y mi abuelo agarro la mano de mi abuela y se la llevo con él.

Mi único AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora