Capítulo 3

315 24 23
                                    


Davina

Después de salir de la oficina de mi hermano me dirigí directo a casa, necesitaba pensar y estar tranquila.

Note a mi hermano extraño, algo me está ocultando, lo dejaré pasar solo porque no me siento con cabeza para analizar todo esto. Sé que cuando esté listo para decírmelo me lo dirá. Además, confió en mi hermano, sé que él siempre me protegerá.

Al llegar al frente de mi casa vi el carro de Miguel estacionado en la acera de al frente, en mi casa no hay nadie, mi hermano no llega como hasta las 8 o 9 pm y mi padre está en un viaje de negocios. No sabía si seguir de largo o bajarme y confrontarlo. Pero como soy yo decidí confrontarlo.

- ¿Qué haces aquí Miguel? - pregunte mientras bajaba del auto

- Tenemos que hablar, esto es un malentendido- dijo mientras se acercaba a mi

- No tenemos nada de que hablar y no es un malentendido, no soy ciega, sé lo que vi y sé lo que oí - dije de manera seria

- Davina bebé por favor, perdóname, fue un error, no sé qué me paso- puse los ojos en blancos ante su patética excusa- Ella no es nada para mí, estaba estresado y perdí la cordura, no sé qué me paso, soy un estúpido, yo solo te amo a ti. No quiero perderte bebé.

- Si pues ahora atente a las consecuencias de tus errores, no existe más un tú y yo, ya no somos novios. Así que olvídate de mí sigue desahogándote con ella- dije de una manera fría tratando de no echarme a llorar

- ¡¡NO!!- grito él e hizo que me sobresaltara- TU NO ME PUEDES DEJAR Tú ERES MÍA!!!- siguió gritando, me agarro fuerte de los brazos para galonearme

- Suéltame imbécil, me estás lastimando- dije tratando de zafarme de su agarre lo que hizo que él me apretara con más fuerza

- No te voy a soltar, tú eres mía y no me puedes dejar. Me entiendes si me dejas, te mato- me amenazá

- Yo no soy tuya, no soy de nadie, no soy un objeto- dije mientras seguía tratando de zafarme, lo que provocó que él me diera un puñetazo que me hizo caer al suelo

- Ves lo que me haces hacer bebé, me haces enojar y haces que te golpee- dijo mientras se agachaba a mi altura- Deja de decir que me vas a dejar porque tú no me dejaras- dijo y tomo mi barbilla fuertemente- Tú eres mía y punto y no me dejaras. ¿Entendiste? - me pregunto, yo solo lo mire con mis ojos aguados y no respondí- TE PREGUNTE QUE SI ENTENDISTE-me grito 

- Te voy a demandar por abuso- dije en un susurro, nunca nadie me había golpeado, mi padre no lo hacía ni tampoco mi hermano. Ellos siempre me dicen que no deje que nadie me trate así y haré lo que ellos me enseñaron. Tal vez peco de estúpida, pero no denigraré mi orgullo solo por miedo y no me rebajaré a que me traten menos de como lo merezco, esa banda que cubría mis ojos ya cayó y no lo dejaré tratarme de esta manera nunca más.

- ¿Qué dijiste? - pregunto casi en un grito – Bebé aquí quien manda soy yo- dijo  yo lo miré y negué. En sus ojos vi que estaba totalmente encabronado y perdiendo la paciencia, pero no me iba a dejar engañar ni manipular por él, no más.

- Te dije que no me hicieras enojar- dijo mientras alzaba la mano para volver a golpearme por instinto, cerré mis ojos y puse mis manos delante de mi cara, pero el golpe nunca llego.

Cuando abrí mis ojos vi a mi padre agarrando la mano de Miguel evitando que me golpeé, un sentimiento de alivio recorrió todo mi cuerpo.

- ¡Quien te crees maldito bastardo para venir a gritarle y golpear a mi hija! -grito mi padre apartándolo de mi

Mi único AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora