II

621 69 24
                                    


—Por...los...dioses...¡¿Donde se metieron esta vez?!—Exclamó la rubia ceniza, viendo a ambos jóvenes llenos de lodo y algunas hojas encima.

El cenizo pasó por un lado de su madre y sin responderle solo refunfuñaba—¡Katsuki te estoy hablando mocoso!

Mientras el pelirrojo sonrió nervioso a la mujer, quien esperaba alguna explicación a su pregunta.

—Intentamos, otra vez, subir a la montaña—Musitó con un puchero tratando de no ver directamente a la mujer—Pero no encontramos nada y tropezamos en el camino—Concluyó sonriendo.

La ceniza soltó un suspiro —¿Aún quiere  encontrar la cueva de la historia?

El ahora pelirrojo asintió frenéticamente con una sonrisa.

—Bueno me retiro, lamento las molestias tía.

La ceniza rió mientras veía al chico irse y luego se adentro a su hogar, directamente fue a la habitación de su hijo, dio unos toques antes de ingresar encontrándolo sentado en la bañera.

—Katsuki

El cenizo solo dirigió su mirada fruncida a su madre y escondió más su cabeza en el agua de la bañera.

Su madre suspiro y se adentro, levantando las prendas sucias. —¿No habías dicho que no era más que una tontería lo de la cueva?—el joven cenizo aún se mantuvo en silencio y ella continuó—Dime es por el deseo que podrás pedir o por la mujer—Noto como su hijo desvío la mirada —Ah...¿Quien diría que mi hijo se casaría tan pronto?—Soltó una risa y el cenizo salpicó un poco de agua hacia su madre.

Después de recoger todas las prendas salió de la habitación dejándolo en absoluto silencio al cenizo quien solo miraba frustrado el agua, desde hace años que estaba en busca de la cueva, de la mujer.
Pero sus intentos solo se volvían fracasos pues nunca encontraba la cueva correcta o incluso nunca llegaba a a una.

(...)

—¿Volveremos a ir?

El cenizo había ido a buscar una vez más al pelirrojo, quien estaba ayudando con las reparticiones a una familia textilera, asintió y del interior del local salió una pelirosa.

—Bakugo—Grito emocionada—Que bueno que estés por aquí.¿Ayudarás con las...

—No, solo me llevaré al pelo de mierda—Dijo tomándolo del traje y jalándolo hacia su nueva aventura.

—¿No hemos recorrido ya todo el bosque?

—No.

—Crei que esto no te importaba, habías dicho que era ridículo . —Dijo acompañado de un puchero y un ceño fruncido, últimamente había estado cerca de la Familia Ashido, la familia textil del pueblo, quería convencer a la familia que era bueno, fuerte y sobretodo sería leal a su palabra.

Hace un tiempo había conocido a Mina Ashido, una chica algo rebelde pero linda, siempre alegre y directa, era cómodo estar cerca a ella, era sencillo hablar pero a la vez no pues su corazón se aceleraba demasiado, terminó trabajando en la casa de la chica, con la intención de verla por más tiempo en el día y poder pedirle que salgan como una pareja.

Dió su palabra de proteger a toda costa a Mina y no actuaría hasta que la familia diera su permiso, lo que prácticamente era muy obvio pero mantenían sus antiguas tradiciones.

—No eras tú,el que insistía en buscar la cueva y a la mujer.

—Si eso era antes, ahora conocí a Mina  y todo es distinto ¿Qué harás cuando descubras que la historia era solo una mentira? —Detuvo su caminata mirando su alrededor.

La Dama De CristalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora