al final, tú pierdes más

8 1 0
                                    

Sí me enojé,
pero no se los haré saber;
en páginas lo plasmaré
y allí lo olvidaré.

Que te enojes o te burles
no significa que hay algo malo en mi interior,
solo refleja tu capacidad inferior
y tu equívoco, perpetuo, ego.

Qué lástima que solo aceptes a quien comparte tu opinión
y no a quien puede darte una necesaria corrección.
Qué lástima que sobreestimes tu autosuficiencia
y que recibas las malas y abundantes consecuencias
que intensifican tu demencia
y te llevan en decadencia
al exigir excelencia
sin tiempo para la asistencia.

Yo solo pretendo ayudarte,
pero tú no quieres escucharme;
y, al final, tú pierdes más
con tal de tu ego conservar.

Yo, por mi parte,
el hombro me sacudiré,
las malas vibras quitaré
y proseguiré.

Siendo humilde,
aunque no significa que no me cuide;
aceptando la crítica,
si viene de una persona digna.

Viendo mis errores
y buscando soluciones;
no inventando excusas,
sino acoplándome a las situaciones
para dominar las abstrusas.

Tú engaña tu mente,
a mí no me volverás demente.
Te deseo suerte,
y te acepto si te arrepientes.

Porque dos cabezas son mejor que una
cuando tienes tus ideas abiertas
y aceptas que ambos tienen deficiencias,
que juntos se complementan.

Cuando estés dispuesto a recibir,
a aceptar cualquier cosa,
que te caiga bien o mal,
pero que te haga mejorar,
te llenarás de riquezas.

El aceptar tu error no es debilidad, es fortaleza;
el corregir tu acción o tu pensamiento, es grandeza;
nunca apreciamos suficientemente dichas proezas,
porque no siempre se efectúan con sutileza.

Porque nuestras diferencias nos hacen sumar,
se queda un fragmento de ti en mi pensar,
ambos adquirirnos nuevas capacidades
que nos llevan a grandes oportunidades.

Y así, al final, ambos ganaríamos más.

Inner VoicesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora