Capitulo 4

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Insomnio

Llegar a mi hogar era un sinónimo de dos noches de insomnio aseguradas, y desde que leí el correo de Christian, sus palabras no dejaban de darme vueltas en la cabeza, lo que me dificultaba aún más intentar dormir.

"No puedes seguir desperdiciando así tu vida, Cleare"

Suspiré intentando alejar el pensamiento de mí...

El sonido de mi celular me hace abrir por completo los ojos para tomar el aparato que está sobre la mesita y leer el nuevo mensaje en mi correo:

"Sabes que nunca haría nada para herirte... Pero, es momento de que te ocupes de tu vida, Cleare. No pienso quedarme de brazos cruzados viendo como pasas toda tu vida en ese hospital"

Sin responder nada, dejo el correo abierto y suelto un suspiro frustrado. Me levanto de la cama sin haber podido dormir ni siquiera dos horas seguidas.

Nunca dudes cuando te digan que las palabras aveces pueden llegar a ser un jodido tormento.

Voy a la cocina, y tomó un bol en donde sirvo el cereal antes de buscar la leche que le hará compañía, tan solo con un poco de azúcar y unas cuantas vueltas es suficiente para llevarme la primera cucharada a la boca de lo que será mi desayuno.

Miro el reloj... «5:32am»

Sigo degustando mi desayuno anhelando un poco de paz y calma, hasta que escucho unos pequeños golpes en la puerta. Me giro sobre la silla del comedor extrañada y camino a paso silencioso hasta llegar al frente de la puerta.

Pegó mi oído a la madera fría intentando escuchar algo fuera de mi departamento, pero, por el contrario todo es completo silencio...  Hasta que el sonido de mi celular hace su aparición sobresaltándome provocando que diera un pequeño salto.

Sin dejar de mirar la puerta voy a pasos rápidos a la cocina donde el timbre de la llamada entrante se hace más fuerte. Veo la pantalla alumbrar la oscuridad de la sala con el nombre de la persona que me está llamando.

Sostengo el teléfono algo miedosa y dudosa sobre si atender o no siendo consciente de las consecuencias que esa llamada podría traer consigo. Pero la valentía me gana y atiendo la llamada llevando el celular a mi oreja, sin dejar de mirar a la puerta. No soy capaz de responder nada al contestar, por el contrario, él si supo que decir para dejarme totalmente desconcertada y perpleja con un par de palabras.

–¿Me dejaras pasar o debo tumbar la puerta para poder verte?

Miré directamente a la puerta de mi sala, sintiendo mi corazón bombear con fuerza haciendo que de alguna manera inconsciente apresurara mis movimientos. Abrí la puerta y aún y cuando mis ojos lo estaban viendo ahí, yo seguía sin creerme que él estuviera aquí, y solo pude confirmarlo una vez lo vi en el pasillo con el teléfono sostenido por su mano derecha, mirándome directamente a los ojos con esa característica sonrisa divertida que tenía.

–Quizá quieras cambiarte el pijama antes de hacerme pasar– Mencionó sin borrar la hermosa sonrisa de su rostro.

–¿Christian?– Murmuré en un susurro aún incrédula y con el corazón amenazando por salirse de mi pecho.

El susodicho bajo el teléfono de su oído y colgó la llamada antes de extenderme sus brazos y sin siquiera tomarme un segundo para pensar desde cuándo había llegado o cómo, me abalance sobre él sintiendo unas mil emociones aglomeradas en mi pecho buscando todas y cada una la oportunidad de salir. Lo abracé con la desesperante necesidad de sentirlo aún más cerca y real.

–Yo...¿Desde?– Intenté formular sintiendo las lágrimas acumularse en mis ojos.

–Tranquila, Cleare– Susurro dando un tierno beso en mi coronilla sin dejar de soltarme en ningún momento –Te aclararé todas tus dudas una vez estemos dentro del departamento...

Lo corté sin siquiera pensar dos veces lo que iba a decirle.

–Te he extrañado demasiado– Confesé dejando salir las lágrimas que estaba conteniendo desde que su aroma golpeó con sutileza mi nariz.

–Y yo a ti, saltamontes– Me aseguró apretándome más contra él.

Empecé a llorar como una niña pequeña en sus brazos sin siquiera preocuparme por mi ropa, siendo consiente de que él estaba aquí, justo conmigo.

–Cleare, entremos– Me pidió en un susurró pero, no podía alejarme de él, no sabiendo que después de todo esté tiempo estaba aquí –¿Cleare?

–Cargame– Le pedí en un susurro que delataba mi vulnerabilidad ante su cercanía –Así como cuando me lesioné el tobillo en el baile de graduación, cargame por favor– Insistí

Sentí su risa sobre mi frente y sin mucho esfuerzo, hizo lo que le pedí, tomándome por la cintura, permitió que envolviera mis piernas alrededor de la suya, a la vez que escondía mi rostro en su cuello inhalando profundamente el olor que desprendía su cuerpo. Caminó hacia el interior de mi departamento conmigo sobre él, sin importarle mucho lo demás.

Al parecer, justo ahora solo importábamos el y yo.

Entramos, cerró la puerta tras de sí y se dirigió hacia el sofá de la sala de estar, se sentó allí, conmigo a horcajadas de él.

-Estás aquí- Susurre llorando- De verdad, estás aquí...

-Cleare..

-No tienes una jodida de cuanto te extrañé- Solloce -No te imaginas cuan difícil ha sido todo esto para mí, tu... No tienes una idea de nada.

Más lagrimas caían por mis mejillas y no me atrevía a darle la cara solo la escondía en su pecho repitiendo en mi cabeza una y otra vez la suplica de que por favor no se vaya.

-Tranquila, ya estoy aquí, estoy aquí...

Lloré, lloré y lloré, la única diferencia era que ahora no estaba sola. Ahora estaba en sus brazos.

Estaba con Christian

El secreto del café.©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora