Encuentro
La lengua me hormigueaba con ansias de probar aunque sea un bocado del brownie recién horneado que estaba en el mostrador, pero, nuevamente... Me tocó soportar las ganas de comprar una porción. Sabía con exactitud que no debía gastar el dinero de los medicamentos que ni siquiera tenía completo, por lo tanto, tan solo me tocaba imaginar su sabor.
Suspiré mirando el reloj que desde que llegué se había movido bastante lento, o al menos esa era la impresión que me daba. Me animé mentalmente diciéndome que tan solo faltaban unos pocos minutos para la hora acordada
El tintineo de la pequeña campana se escucha una vez más y alzó mi cabeza por inercia buscando el rostro familiar que no llegaba
–¿Está segura que no quiere nada mientras espera?– Volvió a preguntar la mesera que me atendió al instante que llegué
«A menos que el brownie sea gratis, lo dudo»
Negué con una sonrisa algo forzada que la chica correspondió con un asentimiento de cabeza para luego seguir con su labor, mientras que yo me concentraba nuevamente en el libro que tenía sobre la mesa.
Aún me sorprendía que una historia tan apasionada y sentimental la escribiera un hombre
Releí el seudónimo del autor en mi mente
L.V...
Lory me había invitado a una reunión con él, lo que me hace pensar que quizá ella sea una chica importante y distinguida... Es decir, también recuerdo que nombró algo de conocer al dueño de esté café... ¿Será alguien reconocida o famosa? ¿Por eso se le hace tan fácil socializar?
La campana vuelve a sonar dejando pasar a la chica que estaba esperando vestida con un hermoso vestido otoñal color vino y unas botas largas negras de cuerina, acompañada de una boina a juego y un cubre todo gris. Una vez entró, dejó en el perchero su sombrero y su chaqueta para luego dirigirse hacía mí con una sonrisa brillante.
–Hola, nena– Dice a la vez que toma asiento frente a mi –¿Viste el clima que hay fuera? Está perfecto para ir a la playa de Cancún, el sol de México le sienta muy bien a mi piel, en otra vida debí ser latina, no tengo pruebas, pero tampoco dudas...
Sonrió sin poder evitarlo, se nota que con Lory jamás podrías quedarte sin un tema de conversación.
>>¿Haz visitado alguna vez Cancún? –Siguió charlando– sus aguas son mis favoritas, además de que tiene unos lugares turísticos que te lanzan un hechizo en el que caes profundamente enamorada, no son tan solos las playas como dicen la mayoría, no te dejes fiar de los que dicen por ahí...
Solté a carcajear con las muecas que ponía al hablar, era muy expresiva, y raramente sociable. Me agradaba de una extraña manera.
–En fin... ¿Que tal el libro? Cuéntamelo todo– Dijo antes de posicionar su barbilla entre la unión de sus dos manos –Escenas, momentos, sentimientos y dudas...
Abrí mi boca y la cerré sin siquiera saber por dónde empezar.
–Es... ¡El final es tan injusto!
–Ah– Se quejó conmigo– Entiendo ese sentimiento, déjalo salir, anda, vomita todas esas críticas destructivas que no le diré nada al autor– Aseguró guiñándome un ojo de manera coqueta.
Y tal como se me permitió, empecé a opinar sobre la historia sintiéndome completamente comprendida por ella que solo hacía ciertas pausas para decirme que le pasó igual que a mí. Me reí con libertad cuando Lory imitaba una que otra escena del libro, y también gruñí en frustración porque quería cambiar una que otra acción de la protagonista... La pasé tan bien conversando con ella que ni siquiera me percaté de cuando nos sirvieron un par de malteadas a petición de la pelinegra.
–Admito que estoy completamente chiflada por tener un crush con el ojis azules– Me aseguró con pesar –Osea... ¡Se cansó de humillar a Alanna y aún así se me hace tan irresistible!
–¡Es un completo idiota!– Le aseguré riéndome –¡Uno muy bien parecido, segun Alanna!– Comenté negando con la cabeza.
–¿Muy bien parecido? ¡Por dios!– Bufo con indignación– ¡Necesito que ese chico me pegué cacho y me abandoné!
Solté a reír tan fuerte que sentí un potente dolor en el estómago. Suspiré intentando calmarme y mermar poco a poco las risas.
–Oh dios, ¡Mira la hora!– Exclamó una alarmada Lory al ver la pantalla de su celular –¡Mierda! Debía estar a las siete en el restaurant– Susurró más para ella que para mí– ¿Te doy un aventon a algún lugar o...?
–Oh, no, no te preocupes, tomaré el metro– Le notifiqué con una sonrisa ladeada.
–Vale... –Se giró y camino hasta el perchero y tomo sus cosas antes de girarse un par de veces más– Me divertí mucho hoy, nena– Me dijo antes de salir por la puerta cristalina del café
Negué con la cabeza antes de sonreír y levantarme de la mesa.
–¡Cleare!– Gritó Lory quién atravesaba la calle de espaldas –¡Que se repita la ocasión!– Dijo antes de subirse a una camioneta azul que se me hizo extrañamente familiar.
Arrugue la nariz con una leve sonrisa.
«A esa chica le falta un tornillo»
Me acerque a la biblioteca y finalmente dejé el libro de dónde lo había tomado, y justo después de dejarlo en la estantería, la peculiar campana de la puerta sonó alertando la llegada de alguien. Un hombre moreno, de cabellos oscuros que estaba concentrado seriamente en su celular.
Su aroma me golpeó fuertemente la nariz, y lo miré por encima del hombro con una leve curiosidad.
–Buenas noches, señor– Escuché que le decía la chica que me atendió a mí –¿Gusta una mesa?
El hombre la miró y asintió levemente con la cabeza haciendo que está chica lo llevara al otro lado del café.
Por lo poco que alcancé se vestía con mucha elegancia y porte...
Me encogí de hombros antes de salir del café con rumbo hacia la estación del metro.
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El secreto del café.©
Mystery / ThrillerHabía hace tiempo atrás un lugar en especial que conocí por casualidad, pero que comenzé a frecuentar con constancia, en mis recuerdos siempre se mantenía bajo una liviana cortina de lluvía que caía en la colorida ciudad de New York. Ese ambiente si...