Agrío y amargo dolor.
No pude responder.
O al menos no en ese instante.
Después de haber besado al rubio en un arranque impulsivo y recibir directamente su propuesta, solo pude pedir un tiempo para pensar las cosas.
Porque muy en el fondo yo también sentía que todo lo que Christian me había dicho era real.
Quizá Ethan quería irse, quizá el solo quería renunciar y finalmente descansar.
Quizá yo estaba siendo muy egoísta y lo estaba reteniendo solo para aliviar un poco mi cargo de conciencia con la esperanza de que algún día el regresará....
Casi se cumplían cuatro años desde que Ethan había sufrido aquel accidente que lo habría puesto en coma. Perdió el movimiento de sus dos piernas después de la cirugía a la que fue sometido en un intento de salvarle la vida, esto él no lo sabe, así como tampoco sabe que había perdido toda oportunidad de volver a casa con su familia.
Pero, eso ya te lo contaré después
Justo ahora, volvamos a dónde quedamos.
Desperté una vez más entre los brazos de Christian, pero está vez sin ropa. El dormía plácidamente a mí lado, y me ruborice al ver el chupete que había dejado en su cuello.
Hicimos el amor, y nos quedamos dormidos después de ello.
Me levanté sin hacer mucho ruido para intentar no despertar al fortachon de casi dos metros que dormía con profundidad. Me dirigí al baño de invitados y solo cuando cerré la puerta fue que pude soltar el aire que no sabía estaba conteniendo.
No sabía cómo sentirme.
Había olvidado lo que era sentir este tipo de emociones.
O sentir las emociones en sí.
Y ahora, tenía un revuelo de todas ellas: Alegría, tristeza, rabia, enojo...
Pero, la culpa seguía presente como una sombra, solo que, al menos las sombras desaparecen en la oscuridad pero ¿El sentimiento del remordimiento? Ese es lo que en un principio te hunde al vacío.
Pensé en Christian.
Pensé en Ethan.
Pensé en ese día y una vez más, pensé en su accidente.
En como su sangre corría por mi manos cuando intenté detener el sangrado que salía de su cabeza...
Y entonces sentí mis lágrimas mojando mis mejillas.
¿Y si Christian tiene razón? ¿Y si Ethan decidió morir ese día?
Me esforcé en respirar aún y cuando dolía y me obligue a mi misma a entrar al baño. Quizá una ducha rápida y con agua fría podría despejar el sentimiento de culpa de manera momentánea.
Solo necesitaba eso, pensar las cosas sin mezclar mis emociones.
Me desconecte por un instante de la faz de la tierra. Mi entrepierna aún palpitaba por la ferocidad de mi encuentro con Christian. No me había hecho daño, sin embargo, tenía la sensación viviente de lo que habíamos hecho como si estuviera pasando aún.
Salí del baño sintiéndome algo más relajada. Me cubrí en la toalla y me regresé a la habitación a buscar algo en mis cajones con que vestirme.
Christian seguía dormido, así que intente ser lo más sigilosa posible, fue justo ahí cuando su teléfono empezó a vibrar en la mesita de noche. Desde que lo conozco sé que tiene el sueño tan ligero como una pluma, así que para evitar despertarlo, tomé el celular tan rápido como pude y lo lleve a la sala.
Lo estaban llamando... Pero cuando fui a ver quién era, se apagó la pantalla.
No le di importancia y lo dejé en la mesita de la sala de estar. Y ahí con el atardecer entrando por la ventana de mi edificio reino la pregunta que me negaba a hacer:
¿De verdad dejaría a Ethan?
La única verdad es que yo no me sentía digna de ser feliz y menos cuando por mi culpa él estaba en ese hospital. Pero ¿A él le hubiera gustado saber que desperdicie toda mi vida por él?
Una pregunta tras otra me abordaba, y estaba descartando algunas y respondiéndome otras. Pero, el celular del rubio empezó a sonar una vez más.
Lo dejé vibrar hasta que se apago una vez más la pantalla, pero empezaron a llegar más y más notificaciones y me preocupe ante tanta insistencia. Lo tomé y me dirigía a la habitación con la intención de despertar al dueño del teléfono en cuanto la pantalla se encendió una vez más enseñando el mensaje que me derrumbaría.
Mackquenna
Amor, probablemente estés
ocupado en el trabajo, pero
solo quería enseñarte esto:La foto que se veía ante mis ojos era la invitación de una boda.
Colores cremas, letras doradas, elegantes y delicadas. El nombre brillante y reluciente ante que cualquier otro detalle...
El nombre Mackquenna, y a su lado el del novio...
Christian
Los dos protagonistas.
Los dos novios.
Dejé el teléfono en la mesa y corrí de nuevo al baño pero está vez a vomitar todo lo que había comido.
Quizá escucho las arcadas, o la tos luego de esas, pero en algún momento se levantó de la cama, y su cara de preocupación fue lo único que vi antes de volver la cara al retrete a expulsar todo lo que había ingerido, él me puso una mano en la espalda, pero me alejé del tacto como si este me quemara.
-¿Cleare que...?
-¿¡Cuando pensabas decirme que estás comprometido!?- Su cara se puso pálida -¿¡Cuando me lo estabas metiendo o después!?
El abrió sus ojos sorprendido por la crudeza de mis palabras y yo no pude decir nada más porque volví a vomitar aún más.
-Cleare....- Intento acercarse.
-Vete de mi maldita casa- Susurré con los ojos cerrados intentando ser fuerte.
-Cleare, dios, tan solo escúchame, sabes que jamás te he mentido, está vez no es la excepción, si solo me escuchas...
-¡Que te vayas!- Mi garganta ardió con la intensidad del grito que le solté -¡Lárgate de una maldita vez!- Se quedó estático en su lugar y yo solo quería morirme.
El hablaba pero yo no era capaz de escuchar nada coherente, en mi cabeza la imagen de esa invitación daba una y mil vueltas en mi mente y solo podía pensar en el daño que causamos antes con lo nuestro y en el que sin yo saberlo causamos ahora.
Había una mujer de por medio está vez
Una ya conocida mujer...
-Cómo cada cosa contigo, esto fue un error...- Susurré -Recoge tus cosas y vete de mi casa, tu prometida te está esperando...
Ojalá mi voz hubiera sonado fuerte y decidida, pero no. Estaba rota, colgando de un hilo, y las lágrimas ya hacían su aparición para cuando pasé por su lado y me encerré en el cuarto.
-¡Tienes cinco minutos!- Grité una vez aseguré la puerta -¡Si no te vas en cinco minutos les diré a todos donde estás y no es una amenaza, es una promesa!
No escuché más ruido después del de la puerta de la entrada y solo después de confirmar que realmente se había marchado fue que me permití llorar con la libertad que solo necesita un corazón roto, herido, traicionado y tontamente iluso que fue capaz de creer por un momento que merecía algo de felicidad y amor...
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El secreto del café.©
Mystery / ThrillerHabía hace tiempo atrás un lugar en especial que conocí por casualidad, pero que comenzé a frecuentar con constancia, en mis recuerdos siempre se mantenía bajo una liviana cortina de lluvía que caía en la colorida ciudad de New York. Ese ambiente si...