El comienzo de todo
Perdí la noción del tiempo ese día...
No sabía que hora era y no era como que me preocupara saber, habían otras cosas que me robaban la atención, cómo llorar en el silencio de la habitación, y frotar con fuerza mis brazos para quitar el aroma masculino que había dejado Christian en mí y en las sábanas que quité con odio y dolor.
No era la primera vez que me rompían el corazón
Y no era la primera vez que él lo hacía...
Porque, verdaderamente ¿No te he contando quién es Christian, verdad?
Lo conocí cuando yo tenía apenas unos once años. A diferencia de otras niñas, a mí no me gustaban las muñecas, ni jugar con bebés, por eso, ir al arcade que quedaba a pocas cuadras de mi casa para jugar por las tardes se me hacía el mejor plan.
Siempre iba allá con la intención de gastar parte de mi mesada. Era una buena forma de quemar las horas libres que tenía en la tarde, porque me gustaban mucho los videojuegos y al parecer a él también.
Lo conocí primero como mi rival número uno en los récord de las máquinas, claro que no sabía quien era, solo tenía las iniciales “C.S” cómo referencia a la persona que se había ganado mi odio porque aún y cuando terminaba mi partida y lo superaba en ranking, al volver en la próxima semana el estaba nuevamente por encima de mi.
Pero, cuando le compraron a mi hermano la primera consola, perdí el interés por completo de ir al arcade para quedarme en las tardes jugando con él.
El problema inicio cuando mi hermano empezó a traer amigos de su escuela a jugar por las tardes con la consola. Dejándome a mí de lado por sus amigos.
Odiaba esas visitas.
Ninguno de sus amigos me hacían gracia, eran algo escandalosos y groseros, siempre discutían para volver a jugar como si nada.
Mi mamá decía que quizá no me agradaban por la diferencia de edades, mi papá decía que era porque se trataba del sexo opuesto.
Yo decía que mi hermano cambiaba cuando estaba con ellos y eso era lo que más dolía..
Al final, me resigné y cuando llegaba con sus amigos, me limitaba a encerrarme en mi habitación.
Hasta que un día mi hermano pescó una gripe.
Se había ausentando dos días en la escuela y eso al parecer preocupó a su mejor amigo que decidió visitarlo a casa y descubrir la razón de sus faltas en clases.
Claro que lo primero que descubrió cuando abrí la puerta fue que su mejor amigo tenía una hermana que no sabía existía y que a la chiquilla le gustaba usar un desaliñado moño en la cabeza.
Y esa chiquilla al verlo frente a la puerta de su casa, supo por primera vez lo que se sentía la atracción y la vergüenza al estar tan mal vestida.
Esa tarde, conocí a Christian como el mejor amigo de mi hermano y mi amor platónico. Su visita fue rápida, apenas y nos dirigimos la palabra para indicarle dónde estaba mi hermano, pero al otro día, volvió una vez más con una sopa de vegetales y pollo para el resfriado de la casa.
Eso me enterneció el corazón y me empecé a cuestionar si acaso él era verdaderamente tan grosero y escandaloso cómo los demás.
No le quería dar más importancia de la necesaria a ese chico, así que me senté a jugar en la consola. Pasé unos cuánto minutos pero logré pasar el nivel que tenía a mi hermano estancado y el asombró del rubio a mi espalda me tomo desprevenida. “Eres realmente increíble ¿Cómo le hiciste” esas fueron sus palabras y con algo de vergüenza por el halago me límite a explicarle cómo había hecho el último movimiento para guardar el progreso con mi firma “C.B” ahí fue cuando Christian descubrió que su contrincante en máquinas era una chiquilla lo que lejos de hacerlo sentir avergonzado, le despertó fascinación.
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El secreto del café.©
Mystery / ThrillerHabía hace tiempo atrás un lugar en especial que conocí por casualidad, pero que comenzé a frecuentar con constancia, en mis recuerdos siempre se mantenía bajo una liviana cortina de lluvía que caía en la colorida ciudad de New York. Ese ambiente si...